Como es lógico, todos los niños nacen sin conocer qué significa el riesgo y el peligro para su integridad corporal. Esta capacidad de reconocimiento se va desarrollando a medida que niños y niñas van creciendo y teniendo diferentes experiencias que les dotan de nuevas habilidades. Por eso, padres y madres deben iniciarles, desde muy pequeños, en el aprendizaje del auto-cuidado para evitar los accidentes infantiles y sus consecuencias.
Si analizamos un accidente que ya se ha producido, nos daremos cuenta de que la mayoría de las veces los accidentes infantiles no se dan de manera fortuita si no que hay muchos elementos que contribuyen a que ocurran y que, por tanto, se pueden prevenir. Para ello, las personas adultas debemos encargarnos de crear ambientes seguros y enseñar a niños y niñas hábitos y actitudes adecuadas.
En España, la primera causa de muerte entre los niños menores de 15 años son los accidentes:
Muchas de las lesiones que sufren los niños pequeños ocurren porque los padres no conocen bien de qué o por qué deben protegerlos según sus edades.
Una de las principales causas de muerte en bebés recién nacidos es la muerte súbita. Esta se puede dar si no acostamos al bebé de manera correcta: siempre debe dormir boca arriba, con los brazos fuera de las sábanas y sin superficies blandas alrededor como peluches o almohadas.
También es muy importante en niños recién nacidos tener mucho cuidado con la cabeza y el cuello para evitar posibles lesiones cerebrales internas. Nunca se debe zarandear a un bebé y hay que evitar todos los golpes posibles en esas zonas. Los barrotes de las cunas deben estar a menos de 60cm de distancia entre ellos.
A esta edad, la curiosidad hace que los niños quieran tocar y experimentar con todo. Además, a medida que aumenta su movilidad, también aumentan las situaciones peligrosas.
Los niños mayores de 5 años ya tienen una gran confianza en sí mismos, son más impulsivos y, por tanto, se exponen a peligros mayores. Los adultos suelen ver en niños de esta edad suficiente autonomía y responsabilidad, pero no debemos confiarnos y dejarlos siempre sin vigilancia.
La mayoría de veces, la seguridad para los niños se puede aumentar empezando con la creación de ambientes seguros en los lugares donde desarrollan sus actividades diarias, así se previenen riesgos innecesarios. Para ello, debemos llevar a cabo una serie de recomendaciones y seguir unos hábitos de comportamiento.
Jefe de los Servicios de Urgencias de las Clínicas IMQ