Ha comenzado oficialmente la primavera y junto a ella llegan las alergias primaverales que alteran la vida de un número creciente de personas. Ha llegado la época en que se lleva a cabo la polinización de multitud de árboles y plantas, por lo que el aire se llena de diversos pólenes. Ésta es la principal causa de que los pacientes que sufren alergia primaveral padezcan una amplia gama de síntomas en función de la variedad vegetal que se los ocasione. La tasa de enfermedades alérgicas en Euskadi ronda un 20% de la población; alrededor de un 10% presenta rinitis alérgica y el 5% asma.
Es importante señalar que en los últimos años han aumentado los procesos alérgicos debido a varias causas:
Este último factor se ha intentado explicar con diferentes teorías, entre ellas el aumento de la contaminación y de las partícula diésel en el aire o la teoría de la higiene, según la cual sería la propia alergia una forma de desarrollar el sistema inmunitario de los niños, que estaría un tanto inactivo por el retroceso en el número de infecciones que padecen. Otro factor determinante son las condiciones de vida en las viviendas y la presencia de animales de compañía, que favorecen el aumento de la cantidad de ácaros del polvo y de pelos de animales.
Este año, además de los síntomas de alergia, estamos conviviendo con la pandemia por SARS COV 2, y puede ocurrir que en ocasiones se confundan ambas patologías.
Existen síntomas comunes entre el asma y el COVID-19, como la tos seca y la sensación de falta de aire, aunque en el caso del coronavirus esos síntomas suelen ir acompañados de dolor de garganta y fiebre, que no suelen presentarse en el asma alérgico. En los casos más graves, el COVID 19 provoca neumonía, con una sensación continua de falta de aire y una fiebre alta mantenida.
Para que se desarrolle una enfermedad alérgica el paciente debe presentar una predisposición genética y existir las condiciones ambientales que la favorezcan. Puede aparecer en cualquier tramo de edad, aunque es en la infancia y la adolescencia donde se suelen iniciar los síntomas. En algunos de los niños, estas señales pueden atenuarse e incluso desaparecer con los años, aunque en otros muchos no desaparecen e incluso empeoran.
En todo caso, detectar las alergias primaverales de forma precoz es fundamental para poder realizar un tratamiento adecuado. Personas que presentan muchos catarros o una tos persistente todos los años durante los meses de primavera deben sospechar que tal vez exista una patología alérgica de base y que con un tratamiento adecuado se podrían evitar estos molestos síntomas de las alergias primaverales.
El diagnóstico se realiza mediante una historia clínica precisa y practicando unas pruebas alérgicas que pueden ser de varios tipos. Las más habituales consisten en introducir en la piel, mediante una pequeña punción, una mínima cantidad de diferentes extractos alergénicos, y en 10 minutos se obtiene el resultado. También hay que efectuar análisis de sangre, espirometrías para medir la capacidad pulmonar y determinar la cantidad de óxido nítrico en el aire exhalado, que indica si existe inflamación a nivel bronquial, pruebas de imagen como radiografías o escáner, etc.
El tratamiento de las enfermedades alérgicas se basa en tres pilares:
Dr. Miguel Herrerías Peña
Especialista en Alergología del Centro Médico IMQ Colón