Hablamos de alimentación complementaria cuando empezamos a ofrecer al bebé alimentos sólidos o líquidos distintos de la leche materna o de una fórmula infantil como complemento y no como sustitución de esta. Comer es un asunto de familia y cuando nuestro bebé se está acercando a esta etapa de probar otros alimentos a parte de la leche, se nos generan muchas dudas.
Lo primero que debemos tener en cuenta es cómo y qué alimentos se consumen en casa. Una de las grandes verdades que vamos a ir descubriendo en la educación de nuestros hijos e hijas es que se fijan mucho más en lo que hacemos, en este caso, en lo que comemos, que en lo que decimos. Lo que es lo mismo, tenemos que predicar con el ejemplo, y quizás sean ellos los que vengan a cuestionarnos y a enseñarnos a comer de manera más saludable.
Alrededor de los 6 meses de edad (en los bebés alimentados con lactancia artificial, quizás antes) es un buen momento para empezar a ofrecer otros alimentos a nuestro bebé. Debe cumplir varios requisitos:
Las reservas de hierro pueden verse reducidas tras los 6 meses de edad, sobre todo si se hizo un pinzamiento precoz del cordón umbilical al nacimiento, por lo que aquellos alimentos ricos en hierro y los que contienen vitamina C que facilita su absorción son los que primero deberíamos tratar de ofrecerles. Los alimentos ricos en hierro pueden ser de origen animal y vegetal como, por ejemplo, la carne roja, la yema de huevo, guisantes, lentejas, alubias, etc.
La vitamina C está presente en frutas y verduras. Podemos ofrecer la fruta de temporada siempre sin añadir azúcar ni otros edulcorantes, y la verdura, con un poco de aceite oliva virgen que aumentará su índice calórico y las propiedades de este alimento.
El resto de los alimentos se pueden ir introduciendo poco a poco, sin demorar, teniendo en cuenta estas recomendaciones:
Como su propio nombre indica, la alimentación complementaria no sustituye a la leche, que sigue siendo su principal alimento y que le aporta proteínas, grasas, etc. Los alimentos son un complemento, o lo que es lo mismo, la “ropa” de nuestro bebé sigue siendo la leche (materna o artificial) y los alimentos que le ofrecemos van a ser los “complementos” (pañuelo, gorro, pendientes, etc.). Nuestra tarea es ofrecer alimentos de alto valor nutricional y de forma segura, según la edad de nuestro bebé.
Es un sistema de introducción de la alimentación complementaria en el que las responsabilidades están compartidas: tú decides cuándo, dónde y qué le ofreces de comer a tu bebé y tu hijo o hija decide qué come y cuánto, “cogen” y comen lo que necesitan.
La comida se ofrece con forma de “palito”, en forma alargada para que el bebé desarrolle sus habilidades motoras y de coordinación.
Ofrece varias ventajas:
El atragantamiento no es lo mismo que la arcada, y la mayoría de los bebés en algún momento de su aprendizaje presentan una arcada, con los alimentos triturados también. Todas las familias, elijan el método que elijan, deben tener unos conocimientos mínimos sobre actuación en caso de atragantamiento.
Los estudios actuales no relacionan el BLW con un mayor riesgo de atragantamiento, pero SIEMPRE debemos tener unas precauciones básicas cuando damos de comer a nuestros hijos e hijas: