La hipoglucemia, o bajada de glucosa, se define como la concentración de glucosa en sangre por debajo del nivel normal, que suele fluctuar entre los 70 y los 145 mg/dl a lo largo del día.
La hipoglucemia es un trastorno bastante común, ya que se cree que cualquier persona puede padecer alguno de los síntomas derivados de la falta de azúcar de forma puntual a lo largo de su vida, aunque cuando se produce de forma reiterada suele alertar de la aparición de una diabetes.
Pero, incluso en estos casos, más del 90% de los pacientes diabéticos que se inyectan insulina y el 50% de los que usan hipoglucemiantes orales –también para tratar la diabetes– pueden sufrir un episodio de este tipo.
Dependiendo de la bajada de los niveles de azúcar, la hipoglucemia presentará diferentes síntomas, pero los más frecuentes son los siguientes:
La bajada de glucosa también puede provocar nerviosismo, mal humor y visión borrosa. En casos de hipoglucemia severa, podrán darse otros síntomas como confusión, dificultad al andar o pérdida de conocimiento.
Entre las causas más frecuentes de la hipoglucemia en personas no diabéticas, se encuentran las siguientes:
A pesar de que las personas diabéticas diagnosticadas están sometidas al tratamiento farmacológico correspondiente, pueden sufrir algún episodio de hipoglucemia cuando el nivel de insulina o la dosis de hipoglucemiantes es demasiado alta o se ha consumido de forma inadecuada, es por esto que un seguimiento regular es fundamental en la diabetes.
En ese caso, será necesaria una valoración por parte del especialista.
En casi todos los casos, la ingesta de un terrón de azúcar aliviará los síntomas de la hipoglucemia en 10 o 15 minutos. También se puede tomar un vaso de zumo de naranja, una bebida templada que contenga azúcar, un bombón o un trozo de pastel, alimentos cuyo azúcar llegará de forma rápida a la sangre. Si no desaparecen pasado este tiempo, se debe consumir otra vez algo dulce.
Cuando los síntomas se hayan calmado, hay que comer más para prevenir una recaída. De todas formas, si aparece inconsciencia será necesario administrar una inyección de glucosa endovenosa.
En el caso de las personas diabéticas se recomienda llevar una cadena o brazalete que identifique su enfermedad, como prevención si se da esta situación.
Toda persona que sufra alguno de estos síntomas asociados a la hipoglucemia persistente (duración de más de 20-30 minutos) o frecuente (más de dos episodios sintomáticos a lo largo de su vida) debería solicitar una consulta con un médico, para realizar un chequeo médico. Un sencillo análisis de sangre mostrará los niveles de glucosa, y si es necesario acudir al médico especialista, en este caso el endocrino.
En el caso de las personas con diabetes, tendrán que contactar con su facultativo para ajustar la medicación que tengan de base.
Según cada caso, el especialista someterá a una serie de pruebas a la persona con glucosa baja para llegar a un diagnóstico. La mayor parte de ellas suele consistir en una valoración seriada de la glucemia capilar (test rápido de glucosa en el dedo) en diferentes circunstancias de ayuno. Incluso puede requerirse el llamado ‘ingreso programado’ para provocar una hipoglucemia controlada. En este punto, conviene resaltar la importancia del índice glucémico para las personas diabéticas. Este indicador, si es elevado, implica una rápida absorción de los azúcares y almidones que contienen los alimentos, mientras que si es bajo revela una absorción pausada.
Aunque al hablar de hipoglucemia se piensa sobre todo en pacientes diabéticos, existen casos en los que sin sufrir esta enfermedad también aparece esta bajada de glucosa, llamada hipoglucemia reactiva. Por lo general, este síndrome es más frecuente en adultos jóvenes, más concretamente en mujeres. Así, el nivel de glucosa en sangre sube después de las comidas y tiene un descenso significativamente más bajo de lo normal entre dos y cinco horas después.
Los síntomas de la hipoglucemia reactiva están ligados al sistema nervioso. De hecho, en algunas ocasiones puede no ser diagnosticado en consulta al confundirse con un trastorno de ansiedad, recomendándole al paciente fármacos ansiolíticos o la visita a un psicólogo. Cabe subrayar que mientras la hipoglucemia diabética se supera ingiriendo azúcar, la reactiva se combate tomando hidratos de carbono.
Especialista en Pediatría y Endocrinología de IMQ