La cirugía de cataratas es la intervención quirúrgica más practicada y, quien más quien menos, tiene algún familiar o conocido que ha pasado por ella. En este artículo hablaremos de cuándo operar las cataratas, cómo es la cirugía y qué opciones de lentes intraoculares existen.
Una idea extendida es que, cuanto más “maduras” estén las cataratas en los ojos, mejor. Sin embargo, gracias al perfeccionamiento de la cirugía actual, de la mano de sofisticadas tecnologías, no hace falta esperar para operarse.
Es más, realizar una intervención precoz facilita que el procedimiento sea mínimamente invasivo, con un menor riesgo de complicaciones y una recuperación más rápida. Todo ello sin olvidar que, si actuamos antes de que las cataratas estén muy maduras, evitamos que la pérdida de visión llegue a mermar la calidad de vida.
Tras la operación, los pacientes suelen sorprenderse de cómo es volver a ver nítido, percibir la intensidad de los colores… y, en muchos casos, eliminar o reducir al máximo la dependencia de las gafas.
De hecho, este es uno de los beneficios cada vez más valorados de la cirugía de cataratas, con la que podemos corregir defectos refractivos previos (miopía, hipermetropía, astigmatismo o presbicia “vista cansada”) y proporcionar una buena calidad visual en distintas distancias.
Para lograr los resultados más satisfactorios, es fundamental que llevemos a cabo un estudio preoperatorio completo y una evaluación personalizada de cada caso, teniendo en cuenta tanto las características oculares del paciente, como sus necesidades visuales y estilo de vida. No se trata de una cirugía estándar, sino a medida, con múltiples opciones en lo que se refiere a las lentes intraoculares que implantamos, una vez hemos eliminado la catarata.
La operación la realizamos generalmente con anestesia local o tópica (gotas) y sin ingreso. Es un procedimiento muy rápido, que dura unos 15-20 minutos, y el paciente nota una pronta mejoría, pudiendo retomar la mayoría de sus actividades cotidianas a las 24 horas, ya sin ver borroso o “empañado”. Por ello, con esta eficacia y seguridad en mano, animamos a quienes estén planteándose una operación de catarata a no posponer su mejor visión y valorar con su oftalmólogo las opciones que existen para solventar este problema ocular.
La catarata consiste en la pérdida de transparencia del cristalino del ojo, normalmente por la edad, aunque también existen cataratas congénitas y pueden influir otras causas (diabetes, traumatismos…). Con la operación de cataratas lo que hacemos es extraer esta lente natural del ojo que se ha vuelto opaca y sustituirla por una lente intraocular que permita el paso nítido de la luz y un buen enfoque.
La clave está en seleccionar la lente más adecuada para cada persona, ya que algunas de ellas están optimizadas para la visión de cerca o lejos, otras son de foco extendido o multifocales, tóricas...
Lo que sirve para uno, no siempre es lo más indicado para otro. Tan importante es poner a disposición de nuestros pacientes los últimos modelos, como ofrecerles un asesoramiento experto para la indicación más precisa.