El dolor menstrual, cólicos de la menstruación o dismenorrea en términos médicos, puede condicionar la rutina de las personas que lo experimentan, por eso es importante identificar las causas del dolor y los métodos que existen para aliviarlo. En este artículo vamos a explicar por qué se produce el dolor menstrual, qué tratamientos pueden aplicarse, y cuando es necesario acudir a un especialista.
Antes de abordar las causas del dolor menstrual, cabe aclarar que existen dos tipos de dismenorrea, la primaria y la secundaria. La dismenorrea primaria es el dolor que causa el periodo y es muy común, y la dismenorrea secundaria es el dolor menstrual que se debe a alguna anomalía o trastorno de salud, como puede ser la endometriosis. En este artículo haremos referencia sobre todo al dolor menstrual primario.
¿Por qué duele la regla? Un aspecto fundamental en la aparición del dolor es la presencia de ovulación, por este motivo lo habitual es que no llegue con la primera regla sino dentro del año posterior.
En la menstruación dolorosa se ha identificado una causa principal, que es el aumento de producción por el útero de unas sustancias llamadas prostaglandinas. Estas sustancias son similares a las producidas durante el parto para la contracción uterina y las libera el revestimiento uterino (endometrio) cuando está preparándose para desprenderse. Las prostaglandinas hacen que el útero se contraiga y se relaje para que el endometrio se desprenda y salga del cuerpo (la regla). Un exceso de esta sustancia es lo que puede provocar dolores y molestias.
En algunas ocasiones, este compuesto puede llegar a entrar al flujo sanguíneo y alcanzar los intestinos, provocando que el tejido muscular del intestino delgado también se contraiga y nos cause diarrea.
Se describen como una presión sorda asociada a espasmos o calambres en el interior de la pelvis. Suele afectar a los dos lados, llegando a la región lumbar y en ocasiones a la parte alta de los muslos.
El dolor menstrual es más frecuente de lo que pueda parecer, ya que afecta entre un 30 y un 50% de las mujeres. Es más habitual e intenso entre quienes no han dado a luz y, en general, disminuye a medida que aumenta la edad, independientemente de si se ha parido o no.
Otros factores que se asocian a reglas dolorosas son: tener un sangrado abundante, tener menstruaciones largas, haber tenido la regla a una edad muy temprana o tener períodos irregulares.
Para tratar de quitar el dolor de la regla se busca conseguir alguno de estos propósitos: reducir la inflamación, limitar la producción de prostaglandinas, bloquear el dolor o incrementar el flujo de la sangre en el útero. Para ello disponemos de diferentes remedios y tratamientos a aplicar según la intensidad y la respuesta de cada paciente a ellos:
El calor ayuda a relajar el útero y al mismo tiempo mejora el flujo sanguíneo. Se puede aplicar con una bolsa de agua caliente en el vientre o una bolsa de huesos de cereza. Hay estudios que igualan su eficacia a la de tratamientos como el Ibuprofeno, con la ventaja de poder combinarlos ya que no tienen efectos secundarios.
Existe evidencia del beneficio que aporta el ejercicio en la disminución del dolor menstrual. El mecanismo por el que se produce implica el aumento de producción de progestágenos naturales y la disminución de la producción de mediadores del dolor contribuyendo a mejorar la dismenorrea, especialmente en la mujer sedentaria, al mismo tiempo que contribuimos a mejorar otros aspectos de la salud de las pacientes.
Los antiinflamatorios, como el ibuprofeno, son una manera efectiva de aliviar los cólicos menstruales ya que inhiben la producción de prostaglandinas, causantes de las contracciones uterinas y de la inflamación.
El Paracetamol también puede ser eficaz como analgésico pero la ausencia de acción antiinflamatoria hace que su eficacia sea menor.
Consiste en una pequeña máquina que envía una suave corriente eléctrica de bajo voltaje sobre la piel. Esto altera la capacidad del cuerpo para percibir señales de dolor y estimula la producción natural de endorfinas. El uso de los TENS es habitual en rehabilitación, fisioterapia y otras unidades de dolor.
Este tratamiento puede ser asociado a terapias farmacológicas incrementando la eficacia de ambas.
Este es el escalón último del tratamiento del dolor menstrual. Hay veces en las que se indicara la cirugía como método diagnóstico para dar con la causa de la dismenorrea (laparoscopia diagnóstica) y en otras ocasiones será el método para erradicar la causa orgánica de ese dolor (histerectomía, ablación endometrial, exéresis de focos de endometriosis…).
En cuanto al tratamiento del dolor menstrual, a las mujeres con cuadros leves que no han iniciado actividad sexual , se les suele recetar antiinflamatorios y no necesitan acudir al ginecólogo para someterse a un examen genital.
En cuadros moderados o severos o mujeres con actividad sexual se aconseja visitar al especialista, ya que éste llevará a cabo un examen pélvico completo, siendo deseable la realización de una ecografía. Como hemos comentado anteriormente, en algunas ocasiones el dolor puede ser un síntoma de enfermedades de la pelvis como la endometriosis, quistes ováricos, fibromas uterinos, complicaciones de una cirugía previa, etc.
En casi todos los casos, excepto en mujeres que deseen tomar anticonceptivos, se emplean antiinflamatorios que se mantienen entre 3 y 6 meses. La mayoría responden al tratamiento (70-90%) y su efecto comienza a notarse en 30-60 minutos, por lo que la falta de respuesta debe hacer sospechar de la existencia de un problema orgánico.
Por último, es importante subrayar la necesidad de tranquilizar a la paciente porque la mayor parte de las molestias están relacionadas con ciclos ovulatorios y tienen buen pronóstico a medio plazo.