Las personas que sufren diabetes deben extremar el cuidado de las extremidades inferiores ya que una infección puede desembocar en su amputación. Las cifras confirman que el pie diabético no es un problema aislado: las infecciones del pie que afectan a la piel, a los tejidos blandos e, incluso, al hueso son la causa más frecuente de hospitalización en las personas con diabetes. En concreto, suponen una cuarta parte de los casos, a menudo de larga estancia. Esta complicación se produce debido a la falta de circulación, infección o disminución de la sensibilidad en esa zona, típica del paciente diabético.
Tras la amputación de una extremidad inferior, la incidencia de una nueva úlcera o mutilación entre los dos y cinco años posteriores es del 50% y la supervivencia de estos pacientes es significativamente menor que la del resto de la población. Según datos de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular, la tercera parte de las personas con diabetes que ingresan en un hospital, lo hace por alguna complicación en los miembros inferiores. De hecho, las personas diabéticas son cinco veces más propensas a padecer lesiones isquémicas –dificultad para que la sangre llegue a los tejidos– en los pies. Por completar esta radiografía del pie diabético, casi el 70% de las amputaciones que se hacen en un hospital tienen como protagonista a pacientes con diabetes.
El riesgo del pie diabético reside en que en muchas ocasiones prácticamente no hay síntomas, y los daños gangrenosos aparecen sin que el paciente haya tenido ningún dolor. Esto se debe precisamente a que la degeneración neurológica no permite que se sienta dolor cuando existe una anomalía en la forma de pisar.
Lo más típico es que si no se trata, una pequeña herida, como el roce de un zapato, pueda desembocar en la amputación de la extremidad. Por tanto, desgraciadamente, muchos pacientes acuden a consulta cuando presentan lesiones y la pérdida del pie es ya inevitable.
Asimismo, a muchos sólo les ocurre esta alteración de la circulación en vasos pequeños (como los situados en los dedos), antes de la aparición de las heridas. Por tanto, la recomendación general que hacen los especialistas es que todos los pacientes diabéticos chequeen el estado circulatorio y neurológico de sus piernas.
Para el diagnóstico se lleva a cabo una evaluación mixta: un exhaustivo estudio del sistema circulatorio por el cirujano vascular, junto con el análisis biomecánico de la pisada por parte del podólogo.
La coexistencia de un déficit sanguíneo con una anomalía en la forma de pisar es la situación más peligrosa. El estudio tanto circulatorio como podológico debiera de realizarse al menos una vez al año, ya que con el paso del tiempo existirán variaciones.
A continuación te ofrecemos algunos consejos para evitar esta dolencia:
Las personas diabéticas deben ser especialmente cuidadosas con:
Especialista en Angiología y Cirugía Vascular de la Clínica IMQ Zorrotzaurre