La Semana Santa es época de desplazamientos y, por tanto, de aumento de los mareos en los viajes (cinetosis). Aparecen al subir a un coche, barco, tren o avión y se producen cuando los receptores sensoriales que intervienen en el mantenimiento del equilibrio, sobre todo el sistema visual y el vestibular del oído, reciben y envían informaciones discordantes al cerebro. Por ejemplo, si se viaja en coche por una carretera de curvas y leyendo un libro, el oído percibe que hay movimiento, pero no ocurre lo mismo con la vista, que está fija en las páginas, por lo que el cerebro interpreta señales contradictorias que conducen al mareo.
Los principales síntomas que aparecen son náuseas, vómitos, malestar asociado a sudoración fría y palidez, e incluso pueden darse cefaleas o aumentar el ritmo respiratorio, con sensación de somnolencia tras cesar el estímulo. El mareo del viajero es un trastorno muy frecuente en la población, sobre todo en menores, ya que la mayor incidencia se produce entre los 2 y 12 años, pudiendo afectar al 90% de las personas en viajes en barco; por el contrario, únicamente lo padecen el 1% de los que se suben a un avión, principalmente si hay turbulencias.
Además, algunas personas son más susceptibles: las mujeres los sufren más que los hombres, así como los mayores y quienes padecen cuadros de vértigo o inestabilidad de origen vestibular. Asimismo, las personas con frecuentes migrañas son más propensas al mareo. Por último, también parece que podría existir alguna mayor susceptibilidad de tipo hereditario.
Existen algunos trucos para evitar esta desagradable sensación:
Por otro lado, hay que estar hidratado y no beber alcohol ni antes ni durante el trayecto. Como última recomendación, viajando de noche o con gafas de sol se disminuye la estimulación visual y, por tanto, la posibilidad de sufrir mareos.
Si todas estas precauciones no surten el efecto deseado, hay que parar el coche lo antes posible. Si no fuera posible hacer una parada, hay que cerrar los ojos y tumbarse e intentar evitar que el vehículo haga movimientos o aceleraciones bruscas. Por último, se recomienda acudir al médico en caso de vómitos importantes, si no mejoran los síntomas tras el cese del estímulo o en personas mayores o con antecedentes de vértigo e inestabilidad.
Dr. Ignacio López de Argumedo González de Durana
Médico de IMQ, especialista en Otorrinolaringología