[entradilla]Evita la práctica del sexting que está tan de moda y se precavido/a. Te contamos todo lo que debes saber.[/entradilla]
El sexting consiste en el envío de contenidos de tipo sexual (principalmente fotografías y/o vídeos) producidos generalmente por el propio remitente, a otras personas por medio de teléfonos móviles y redes sociales. Cuando el sexting deriva en humillación y acoso colectivo, la víctima sufre un daño enorme, un sufrimiento extremo. El que lo promueve y lo jalea, es responsable.
Cabe destacar, además, que la edad de iniciación en esta práctica es cada vez más temprana, siendo los daños psicólogicos en los que puede derivar aún mucho más graves por las inseguridades que caracterizan la etapa de la adolescencia. Hoy en día, uno de cada siete jóvenes envía mensajes de contenido sexual (eróticos o pornográficos) y uno de cada cuatro, los recibe; según un meta-análisis publicado recientemente en la revista JAMA Pediatrics.
Si bien la prevalencia de sexting fue mayor entre adolescentes de más edad y en dispositivos móviles más que en ordenadores, el estudio alerta sobre la participación en esta práctica de preadolescentes de entre 10 y 12 años. Este grupo no lo practica tanto por una cuestión de tipo sexual sino más bien como una forma de travesura, por llamar la atención o por aburrimiento.
Son múltiples los riesgos derivados de la práctica del sexting. Si algo se hace en privado y trasciende a lo público, el derecho a la intimidad, al honor y a la propia imagen se ven vulnerados.
Además, detrás del sexting se encuentran casos de venganza, abuso y chantaje económico, emocional o sexual que, en el caso de las niñas o adolescentes, aumentan en cierto modo la victimización por lo arraigado de determinados estereotipos o tópicos sociales. Se las señala y se las ridiculiza más y esto puede tener consecuencias fatales como el suicidio. Hablamos de casos reales de suicidios por el ciberbullying iniciado a partir de la publicación no consentida de una imagen cedida en la intimidad.
El sexting, cuando es consentido, tiene muy pocas consecuencias negativas para la salud, pero el sexting no consentido o forzado (al igual que el sexo no consensuado o forzado) está relacionado con mala salud psicológica.
No todas las personas que sextean están involucrándose en conductas problemáticas, sino que esta práctica puede llevarse a cabo dentro del contexto de relaciones saludables, con lo que si te decantas a hacerlo ten antes en cuenta los siguientes consejos:
Existe un “Decálogo para el Sexting Seguro” que tiene como principal objetivo disminuir los riesgos potenciales del envío de “nudes” o fotos íntimas. Para ello, aborda especialmente la autoprotección mediante sencillas recomendaciones que ayudan a aumentar las garantías de privacidad y seguridad de aquellas personas que han decidido sextear. Os facilitamos el enlace: www.sextingseguro.com
La imagen es un dato personal cuyo uso está protegido por la Ley. La imagen de alguien no se puede utilizar sin el consentimiento de la persona implicada. En ciertos casos hace falta incluso otro tipo de autorizaciones. No lo olvides. Si hay problemas, esto puede ponerse sobre la mesa y comprometerte.
Que todo el mundo lo haga, que consideres que no van a poder identificarte, o que seas menor de edad no te libra del peso de la justicia.
Infórmate sobre riesgos asociados. El ciberacoso, el ciberbullying y el grooming son problemas en ocasiones asociados o derivados del sexting. Infórmate también sobre ellos.
Si decides hacer sexting, sé consciente de los riesgos y no olvides que es muy fácil tener un descuido y que las cosas no salgan como pensabas. El sexting totalmente seguro y controlado no existe.
Evita que la foto muestre tu rostro, para evitar que se relacione contigo en caso de difundirse. No obstante, puedes tener algún otro rasgo que te identifique en el cuerpo (piercings, tatuajes, marcas, ropa, contexto donde está sacada la foto, etc.).
Piensa muy bien a quién se lo mandas y cuándo se lo mandas. Cuanta menos confianza tengas con esa persona, más riesgo corres de que difunda tu foto, mostrándosela o reenviándosela a otras personas. Ojo con los destinatarios (es fácil enviar un mensaje al teléfono equivocado): revisa una y otra vez que lo mandas a quien quieres mandárselo.
Envía preferiblemente imágenes encriptadas. Si la imagen la envías por Internet, cualquier ordenador que esté entre el tuyo y el del receptor (servidores, encaminadores, etc.) podrá ver la imagen. Conviene usar correo electrónico encriptado o al menos encriptar el fichero que contiene la imagen. Casi todos los programas compresores (a formato ZIP, p.ej.) permiten ponerle una contraseña al fichero.
Asegúrate de que tu imagen no lleve coordenadas de geolocalización. Es posible que tu teléfono celular tenga activada la función de GPS y que añada automáticamente las coordenadas de las fotos que toma. Eso podría suponer un peligro adicional pues en caso de robo o difusión de la foto, terceras personas podrían saber el lugar donde se ha sacado y con ello, encontrarte en persona.
Si quieres que tu pareja tenga una foto tuya desnudo/a, es más seguro que sea en papel y no en formato digital. Puedes imprimirla con buena calidad y después destruir el fichero digital, o sacarla con una cámara instantánea tipo Polaroid.