Es muy habitual que con el paso de los años, la vista empiece a fallar gradualmente, y a mucha gente le cuesta ver de cerca. Esta anomalía oftalmológica es conocida clínicamente como presbicia o vista cansada y consiste en la pérdida paulatina de la capacidad de enfoque en distancia cortas. Se calcula que afecta al 90% de las personas mayores de 45 años.
La presbicia es un fenómeno algo incómodo que deteriora progresivamente la visión cercana, normalmente hasta los 55 años. De hecho, presbicia, en griego, significa “anciano”. Para entender esta enfermedad, debemos saber que en estado de reposo, el ojo está adaptado para ver de lejos, pero cuando de observan objetos de cerca, hay que cambiar de foco. Esta regulación de la lente natural del ojo (cristalino), supone un esfuerzo denominado acomodación.
Con el paso de los años, el cristalino y los músculos y ligamentos que lo rodean envejecen, y pierden esta capacidad de acomodar, lo que aumenta la graduación y obliga a quien lo padece al uso de gafas o de lentillas. Si la persona sufría previamente miopía leve puede ver de cerca sin gafas durante toda la vida ya que el punto de enfoque cercano no se modifica. En el caso de sufrir hipermetropía previa precisan de corrección tanto en la visión cercana como la lejana.
Los síntomas más comunes de vista cansada son un aumento de la dificultad para leer y para ver objetos de cerca, aunque cada caso es diferente. Ya que se trata de un envejecimiento natural del ojo, la presbicia no se puede prevenir de ninguna manera. Sí que es verdad que existen algunos ejercicios para entrenar la vista, y retrasar la aparición de este defecto. También se pueden tomar algunos suplementos nutritivos, como la luteína, pero ninguno de estos métodos están científicamente probados.
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Si queremos prescindir de gafas y lentillas y poder corregir de forma definitiva la vista cansada, es necesario someterse a cirugía para corregirla:
Una vez sometido al tratamiento adecuado, la recuperación es rápida e indolora, y desde el día siguiente a la cirugía, se puede hacer vida normal, siguiendo las recomendaciones del oftalmólogo para aplicar unos cuidados mínimos.
En el caso de notar síntomas que puedan derivar en presbicia, lo más aconsejable es acudir al oftalmólogo, para que este pueda aconsejarnos y si es necesario, tratar nuestra enfermedad. Será este mismo quien nos aconseje sobre cuál de los dos tratamientos es más conveniente para nuestro caso concreto.
Especialista en Oftalmología de IMQ