Las infecciones causadas por el virus del papiloma humano (VPH) son frecuentes en nuestro país. Se estima que más de la mitad de la población que tiene relaciones sexuales ha estado en contacto con este virus, aunque en la gran mayoría de ellas no provoca ningún síntoma y vencen la infección sin tan siquiera haberla notado. Solo cuando persisten los virus durante años en el organismo y si son de determinadas familias concretas (genotipos), es cuando pueden provocar la aparición de un tumor maligno.
Existen más de 100 variedades del virus y algunas de estas cepas pueden producir diferentes tipos de cáncer, entre ellos el cáncer de cuello de útero. Por lo general, este virus produce verrugas en la piel o en las mucosas en diferentes partes del cuerpo (pies, cara, cuello, genitales…) siendo estas verrugas las que trasmiten el virus de una persona a otra.
Las infecciones por el VPH se producen cuando el virus entra en contacto con nuestro organismo, principalmente por el contacto piel con piel, pero también a través de un corte o alguna pequeña herida. Las infecciones propiamente genitales causadas por el VPH se contraen durante las relaciones sexuales por el contacto de las mucosas de la región genital. Aun así, en ocasiones, pueden aparecer lesiones a nivel de la mucosa oral o en las vías respiratorias.
Algunos tipos de VPH pueden dar lugar a la aparición de cáncer en el lugar donde asientan, principalmente hablamos de cáncer de cuello uterino en la mujer, pero también hay otros tipos de papilomavirus que se asocian al cáncer de pene, ano, vagina, vulva y parte posterior de garganta. Pueden, así mismo, desarrollarse otro tipo de complicaciones, como la aparición de lesiones bucales y de las vías respiratorias superiores, lesiones en la lengua, las amígdalas, el paladar o dentro de la laringe y la nariz, produciendo molestias y pudiendo llegar a infectarse.
Los diferentes tipos de papilomavirus se clasifican según su riesgo de desarrollar cáncer en oncogenicidad alta, probablemente alta, baja, e indeterminada.
Entre los factores de riesgo para contraer la infección por el virus, destacamos:
Hay que decir que, en la mayoría de los casos, nuestro sistema inmunitario derrota a la infección antes de que pueda causar verrugas, y que cuando éstas aparecen, varía su apariencia en función del tipo de VPH causante de la infección.
Los diferentes tipos de verrugas son:
Hasta el momento se han desarrollado 3 vacunas que combaten una cantidad elevada de tipos de VPH, entre ellos el tipo 16 y 18 de VPH, responsables de cerca del 70 % de los cánceres de cuello uterino. Se conseja que la vacunación se administre antes de que se tenga el primer contacto sexual, ya que la vacuna pierde parte de su eficacia si ya se ha estado en contacto con el virus antes de la vacunación.
Desde pediatría se recomienda esta vacunación en todas las chicas adolescentes y también informar de esta vacuna y su efecto preventivo a las familias con hijos varones. Actualmente, a los jóvenes de entre 9 y 14 años, se les administran 2 dosis de la vacuna mientras que los adolescentes a partir de 15 años reciben 3 dosis.
Existen, aparte de las vacunas, una serie de pautas para evitar el contagio, dependiendo del tipo de verruga que queramos evitar:
Como norma general, en caso de que se sospeche haber estado en contacto con el virus o si aparecen lesiones en la zona genital, se aconseja acudir al urólogo o ginecólogo para realizar una completa revisión, y recibir información de los pasos a seguir.
Las visitas regulares al ginecólogo son importantes para todas las mujeres, el tipo de pruebas ginecológicas que se practican difieren de manera sustancial en función de la edad. En nuestra guía de pruebas ginecológicas por edades te ayudamos a contextualizar los distintos exámenes ginecológicos según tu edad. Además, también te ofrecemos un calendario resumido con las diferentes pruebas: