[entradilla]Abundando en la cuestión wifi y salud, si pasamos 1 año en un punto wifi, recibimos la misma dosis de ondas que haciendo una llamada de 20 min. desde móvil.[/entradilla]
Todos hemos oído hablar en alguna ocasión sobre los posibles efectos del wifi y de las radiaciones que emiten los dispositivos electrónicos sobre nuestra salud. Se ha llegado a comentar que puede causar tumores y daños irreversibles en el cerebro, malformaciones fetales, abortos, crecimiento anormal de los huesos, hiperactividad, infertilidad, cefaleas, cansancio, irritabilidad, insomnio y un largo etcétera. Pero ¿qué hay de verdad en ello? ¿Debemos preocuparnos? ¿Estamos pagando un alto precio por vivir permanentemente conectados o se trata de una leyenda urbana? En definitiva, ¿cuál es la relación entre wifi y salud?
Hay teorías para todos los gustos, pero, siendo numerosos los estudios que han analizado la posible incidencia de los campos electromagnéticos sobre la salud, lo cierto es que la mayoría no parece haber encontrado evidencias al respecto de su impacto negativo. La radiación inalámbrica que emiten las redes wifi es mucho más débil que la de, por ejemplo, un ordenador portátil o la de un teléfono móvil y si la fuente de radiofrecuencia no está pegada a la cabeza el nivel de exposición sería, insignificante.
La tecnología wifi se encontraría, de hecho, dentro del rango de las ondas "inofensivas" por su bajo nivel energético. En la parte más alta del espectro estarían los rayos gama, los rayos X o la luz ultravioleta capaces de causar quemaduras en la piel, afectar al ADN o dar lugar a tumores. Las señales wifi operan, sin embargo, en frecuencias de 2,4 GHz o 5 GHz, similares a las que usan, por ejemplo, los microondas, los teléfonos móviles, los dispositivos Bluetooth o la propia luz visible, es decir, radiaciones, “no ionizantes” o sin energía suficiente para ionizar los átomos ni causar daño en los tejidos vivos que, como mucho, producen calor.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) incide también en este aspecto al considerar que la principal consecuencia de la interacción entre la energía radioeléctrica y el cuerpo humano sería el calentamiento de los tejidos, no existiendo base científica para relacionar la exposición a campos electromagnéticos con otros síntomas que podrían provenir de factores ambientales o incluso del estrés provocado por la propia preocupación acerca de los efectos sobre la salud del campo electromagnético.
Abundando más en la cuestión de wifi y salud, según la Health Protection Agency (HPA), si una persona pasase un año en un punto de acceso wifi, recibiría la misma dosis de ondas de radio que si hubiera hecho una llamada de una duración de 20 minutos desde un teléfono móvil. La luz de una bombilla transmitiría más energía incluso que una red wifi y vivimos rodeados de bombillas, sin enfermar.
Aunque no existe ninguna prueba de que las ondas de radiofrecuencia que emite una red wifi sean perjudiciales para la salud y no hay estudios que establezcan relación causa-efecto entre éstas y supuestas enfermedades, si aun así sigues teniendo algún tipo de preocupación al respecto, se aconseja:
Todo sea por tu tranquilidad.