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Larga vida a nuestros huesos

Larga vida a nuestros huesos

Es importante marcarse como objetivo principal conseguir una mayor cantidad y calidad de los huesos, así como su mantenimiento hasta la senectud. Para ello, ha de seguirse un estilo de vida saludable e incorporar el ejercicio dentro de los hábitos diarios. No es necesaria la realización de tablas o movilidad articular global, deportes extenuantes, pero sí actividades continuadas que no requieran tampoco grandes fatigas. Además, el ejercicio controlado tiene múltiples beneficios para las personas que lo practican, sea cual sea su edad. En el sistema musculo-esquelético frena la atrofia y aumenta la masa muscular, además de, mejorar la movilidad articular e incrementar el contenido mineral del hueso.

A la hora de hacer ejercicio se recomienda andar 45 minutos, una hora de bicicleta cuatro o cinco días por semana o natación dos veces a la semana. No obstante, antes de empezar a hacer deporte es oportuno someterse a un reconocimiento médico previo, así como conocer los motivos por los que se desea practicarlo y las posibilidades de cada uno. Para evitar que llegue a cansar, es conveniente variar la rutina de ejercicios. No hay que olvidar hacer un calentamiento previo de 15 minutos.

Alimentación

La práctica de ejercicio de forma regular se debe acompañar de una alimentación variada y saludable. En este sentido, hay que garantizar el consumo frecuente de frutas, cereales, verduras, hortalizas y legumbres, además de lácteos por su contenido en calcio. También es muy importante la vitamina D, que influye en el metabolismo cálcico. Esta vitamina puede tomarse en dieta (pescado graso) o con la exposición diaria al sol durante al menos veinte minutos.

Por último, los especialistas aconsejan evitar la vida sedentaria así como ciertos malos hábitos (tabaco, alcohol, sobrepeso).

Cuidado con la osteoporosis

En relación al déficit de densidad ósea, la enfermedad más frecuente es la osteoporosis. Es la disminución de la resistencia ósea, que provoca que el hueso esté más débil y poroso, presentando mayor facilidad para la fractura. Es más común en mujeres, sobre todo en la fase inicial de la menopausia por el descenso brusco de estrógenos. Se trata de una enfermedad silente, es decir, no presenta síntomas que alerten sobre ella. Para
cuando queremos darnos cuenta aparecen las temidas fracturas en muñecas, vértebras y cadera.

Existen varios factores que predisponen a la osteoporosis, como son la fractura previa, el IMC: índice de masa corporal menor de 19 (delgadez), tabaquismo, raza blanca, tratamiento con corticoides prolongado o vida sedentaria. También hay que descartar causas secundarias que predispongan a padecerla, como alteraciones metabólicas (tiroides, paratiroides), mala absorción renal y algunos fármacos determinados. Para su diagnóstico se realiza la densitometría ósea, que cuantifica la calidad del hueso en la cadera y la pelvis, por ser las zonas donde existe mayor morbilidad.

El tratamiento farmacológico de la osteoporosis es variado, siempre prescrito por el médico correspondiente. Ejemplo de ello es la toma de bifosfonatos, ranelato de estroncio, calcitonina… En casos más severos, se recomienda la inyección subcutánea de hormona paratifoidea y siempre es aconsejable añadir un suplemento de calcio y vitamina

Los últimos avances para las fracturas

Hay estudios en este campo para el tratamiento de fracturas vertebrales sintomáticas. Los últimos avances pasan por la vertebroplastia percutánea, que consiste en una inyección de cemento ortopédico (en concreto, polimetacrilato de metilo). En dolores de la columna pueden ser válidas las ortesis o fajas, así como todo tipo de electroterapia analgésica.

Fernando Dublang
Especialista en Medicina Física y Rehabilitación de la clínica IMQ Ajuriaguerra de Bilbao

A lo largo de la niñez y adolescencia se va generando en nuestro cuerpo una determinada cantidad de masa ósea que viene determinada por factores genéticos. En esta etapa son muy importantes las hormonas de la pubertad, así como una adecuada actividad física y un correcto aporte de calcio en la dieta. El pico más alto de masa ósea se alcanza hacia los 25-30 años y está comprobado que el ejercicio físico en la adolescencia provoca un aumento de esta masa, así como que es beneficioso para el mantenimiento de los huesos, proseguir con esta actividad física durante la edad adulta.

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