La mayor parte de las personas infectadas por coronavirus presentan procesos leves que desaparecen al cabo de unos días o son directamente asintomáticas, de forma que la persona ni siquiera es consciente de haber pasado la enfermedad.
Pero el virus puede provocar complicaciones, algunas de ellas muy graves, en personas con patologías previas como las cardiopatías. Si bien los pacientes que tienen una enfermedad relacionada con el corazón no tienen más probabilidades de contraer la COVID-19, sí deben extremar las precauciones para evitar contagiarse, puesto que los síntomas pueden ser más graves.
Las personas con afectaciones cardiovasculares están dentro del grupo de población que se considera vulnerable frente a una infección por COVID-19, incluyendo pacientes que sufran insuficiencia cardíaca o hipertensión, así como quienes hayan pasado por un infarto de miocardio o un trasplante de corazón. Para estas personas, cualquier infección produce una sobrecarga en el corazón que puede afectar a su buen funcionamiento y, en el caso de este virus, existe también la posibilidad de que se dé un proceso inflamatorio en el músculo cardíaco.
Por eso, es esencial que quienes tengan este tipo de patologías crónicas extremen las precauciones relacionadas con la higiene y la distancia social y cuiden especialmente su salud durante estas semanas, siguiendo siempre las recomendaciones de su médico.
Tal y como destaca la Sociedad Española de Cardiología, si estás dentro del grupo de personas vulnerables frente al virus, pero no padeces ningún signo de enfermedad, las recomendaciones son que permanezcas en casa minimizando las posibilidades de contraer el virus. Es importante evitar las visitas hospitalarias no urgentes y sustituirlas, en la medida de lo posible, por un seguimiento no presencial vía telefónica con tu médico habitual. También debes seguir con el tratamiento prescrito hasta ahora y no retirar ningún fármaco, a menos que así lo indique el especialista sanitario.
Por otro lado, es recomendable realizar desde el hogar un seguimiento de constantes como la presión arterial, la frecuencia cardíaca y el peso, e informar a tu médico si se dan cambios que pueden desestabilizar tu salud.
Los síntomas más frecuentes de coronavirus son fiebre, tos y sensación de falta de aire, aunque también pueden presentarse en forma de problemas gastrointestinales, dolor muscular generalizado y pérdida de olfato o gusto. Si se da alguno de estos síntomas, lo mejor es contactar telefónicamente con los servicios de salud, puesto que ellos te darán las pautas adecuadas a seguir, evitando salir de casa y manteniendo medidas de aislamiento respecto al resto de habitantes del hogar.
También es importante estar atentos a signos relacionados con complicaciones cardiológicas, como la fatiga, la falta de aire, mareos o un dolor opresivo en el pecho. Si se da un dolor torácico, hay que llamar a los servicios de urgencia, tal y como se habría hecho en cualquier otro momento.
Por último, es esencial seguir de manera estricta las medidas higiénicas y de protección frente al virus, especialmente si vives con personas que han de salir a la calle para trabajar o realizar compras. Para ello, lávate las manos con agua y jabón de forma regular, desinfecta las superficies de uso habitual y permanece en casa durante estas semanas, puesto que es la mejor manera de evitar el contagio.