La disfonía es la alteración del timbre o del tono de la voz por un trastorno funcional u orgánico de la laringe. Es, como diríamos comúnmente, una ronquera. En este artículo analizaremos cuáles son sus principales causas y cuándo es conveniente consultar con un especialista.
Los problemas de la voz pueden ser debidos a causas muy diversas. Aunque la causa más común de ronquera es una inflamación de las cuerdas vocales o laringitis asociada a infecciones respiratorias agudas, resfriado o infección sinusal, existen ocasiones en las que la causa de la ronquera se debe, por ejemplo, a un lesión maligna o cáncer de laringe, alteraciones endocrinológicas que influyen en la voz (trastornos de hormonas sexuales, tiroideas, etc.), disfonías orgánicas debidas a alteraciones morfológicas en los órganos de la laringe (inflamaciones, edema de Reinke, malformaciones congénitas, traumatismos laríngeos, etc...) y disfonías funcionales.
El abuso vocal y la falta de conocimientos sobre la higiene vocal (que no bucal), especialmente en los que hacen un uso profesional de la voz, es un factor que favorece la aparición de disfonías.
Otras causas que pueden favorecer la disfonía son los irritantes como el tabaco, alcohol o el reflujo faringolaríngeo que se produce cuando el ácido del estómago sube hasta la garganta y la laringe e irrita las cuerdas vocales, el tratamiento con determinados fármacos inhalados como los corticosteroides, la tos crónica, etcétera.
Docentes, locutores, teleoperadores, monitores de gimnasio… En aquellas profesiones donde no es tan habitual el cuidado de las cuerdas vocales y tienen un uso importante de la voz, los trastornos de la voz aparecen de forma más frecuente. Tres de cada cuatro profesores sufren problemas de voz en algún momento de su carrera.
Una disfonía de más de tres semanas de duración tiene que ser valorada por un otorrinolaringólogo especializado en la laringe o cuerdas vocales.
Lo más importante es la hidratación, el calentamiento vocal siempre que vayamos a utilizar la voz de forma prolongada y el reposo vocal. La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello recomienda el siguiente ‘Decálogo de consejos para cuidar la voz’:
No se debe hablar sobre un fuerte ruido ambiental, pues es un comportamiento de abuso vocal. Algunas alternativas pueden ser: hablar de frente al interlocutor, articular más de lo habitual y hablar claro y lento para evitar repetir.
El tabaco es un factor irritante para la laringe. El humo pasa entre las cuerdas vocales y predispone para que aparezcan lesiones benignas como edemas o pólipos. Además, es la principal causa de cáncer de laringe.
Chillar o hablar gritando es un comportamiento de esfuerzo vocal. Debemos acomodar nuestro uso de la voz a nuestras posibilidades reales y conocer las posibilidades de nuestro aparato fonador para saber hasta dónde se puede llegar sin realizar esfuerzos. En general, se debe descansar la voz haciendo periodos de quince o veinte minutos de silencio dos o tres veces al día y limitar el uso del teléfono, entre otras medidas. Asimismo, no se debe hablar más de cuatro horas seguidas ni cantar más de dos horas.
Es necesario vocalizar bien y respirar de manera cómoda para evitar forzar y elevar la voz, sobre todo, en profesiones donde el uso de la voz es continuo, como la de los profesores.
Beber unos dos litros de agua diarios para que la mucosa que recubre a las cuerdas vocales esté bien hidratada.
La fatiga corporal se refleja en la voz. Se debe descansar para obtener el máximo rendimiento vocal. Hay que dormir más de seis horas y descansar antes de utilizar mucho la voz, especialmente, los profesionales de la voz.
Nunca se debe hablar con el resto final de aire y sentir sensación de ahogo. Es un comportamiento de esfuerzo. Esto ocurre cuando se marcan las venas del cuello al hablar.
Estos son el humo, las áreas polvorientas y hablar en ambientes muy secos, ya que la sequedad ambiental quita protección a las cuerdas vocales. Es conveniente utilizar un humidificador, evitar los ambientes con mucha calefacción o aire acondicionado y ventilar las habitaciones para renovar el aire.
El carraspeo es un comportamiento de esfuerzo traumático para las cuerdas vocales. Es un movimiento fuerte y violento. Algunas alternativas para evitarlo pueden ser: tragar saliva, beber pequeños sorbos de agua, realizar una tos sorda (sin juntar las cuerdas vocales).
Ya sea con el otorrinolaringólogo o con el foniatra. Y consultar siempre que una disfonía se mantenga más de quince días, sin estar acatarrado.