Responsable del Centro de Medicina Deportiva de IMQ Zorrotzaurre
El dolor de espalda es un mal que padecen millones de personas. Las lesiones en esta zona constituyen, de hecho, uno de los problemas de salud más extendidos. Las vértebras, los músculos y la médula espinal son responsables de poder caminar, estar erguidos, mantener el equilibrio y tener movilidad, por lo que la espalda es un punto imprescindible que hay que proteger. Los episodios de dolor pueden tener orígenes muy diversos y muchas veces no se sabe por qué ocurren.
Entre las causas más frecuentes para el dolor de espalda destacan las contracturas musculares o lesiones de ligamentos, la alteración de los discos intervertebrales, en las articulaciones que hay entre las vértebras, la osteoporosis o el embarazo. Sin olvidar una serie de factores controlables como la obesidad o el sobrepeso, los movimientos bruscos, el tabaquismo, malas posturas, el sedentarismo, los valores bajos de fuerza de los músculos de la espalda, el abdomen y las piernas, la escasa movilidad de las caderas, la depresión, el estrés y la falta de calcio.
Siempre que se desarrolle de forma continua y moderada, la práctica de cualquier deporte va a ser positiva para el mantenimiento saludable del cuerpo en general. Sin embargo, si la intención es el desarrollo específico de la musculatura de la espalda se puede recurrir a prácticas como el trabajo muscular en el gimnasio, disciplinas de mantenimiento y relajación –como pilates o el yoga–, así como de ejercitación a través de la natación. Esta última actividad permite moverse sin cargar el peso sobre el cuerpo y, además, no hay riesgo de caídas.
En cuanto al estilo ideal de natación, el de espalda es sin duda el más adecuado ya que fortalece los músculos de la zona. Por el contrario, es mejor evitar nadar a braza ya que acentúa el arqueamiento de la espalda durante la salida de los hombros y la cabeza. Otras prácticas recomendables son algunos programas específicos de aquagym, estiramientos, pasear o andar en bicicleta.
Riesgo de lesiones y espalda
Entre los deportes que pueden incrementar el riesgo de sufrir algún tipo de dolor dorsal, figuran aquellos que, de forma concreta, obligan a la columna vertebral a realizar movimientos de flexo-extensión, a continuas vibraciones o una torsión brusca y mantenida. También resulta pertinente señalar aquellas disciplinas deportivas que tienden a desarrollar más la musculatura de un lado de la espalda que del contrario. Como ejemplos de deportes que reúnan estas características están el golf, el tenis, el pádel, el squash o el windsurf.