El dolor lumbar es una molestia muy frecuente que puede llegar a restarnos movilidad durante varios días. Para prevenirlo, resulta conveniente aprender a diferenciar los distintos tipos de dolor en la parte baja de la espalda. En este artículo, te daremos las pautas necesarias para identificarlos correctamente.
Lo que se conoce comúnmente como lumbago se debe a una alteración en las estructuras de la espalda. Cada caso es distinto y el problema puede estar en la columna, los músculos de la zona o la médula espinal.
Cuando el dolor es agudo, desaparece en menos de 4 semanas y cabe la posibilidad de aliviarlo con remedios caseros. Sin embargo, puede hacerse crónico y durar meses en los casos más complejos.
Por su intensidad, va de leve a grave, al punto que aparece una rigidez que nos impide realizar movimientos como ponernos de pie, levantar los brazos o caminar. Los síntomas asociados como los hormigueos, la debilidad muscular en la pierna o la pérdida del control de los esfínteres suelen ser señales de un problema en la médula espinal.
En todas sus variedades, esta patología es una de las causas más frecuentes de consulta médica. De hecho, cada año se ausenta del trabajo entre el 5 y el 10 % de los trabajadores durante un lapso de promedio de siete días.
Una investigación llevada a cabo en el País Vasco determinó que los costes sanitarios relacionados con el dolor lumbar se deben a la cronificación de los episodios. No obstante, esto solo ocurre en una pequeña cantidad de los pacientes afectados.
La lumbalgia es producto de la confluencia de muchos factores y, en algunos casos, resulta difícil identificar la causa exacta. Sin embargo, los distintos tipos de dolor de espalda se clasifican con base en sus características clínicas:
Ante una situación de crisis de dolor lumbar, existen una serie de medidas generales que puedes aplicar para superarla. En esencia, estas acciones tienen como objetivo relajar los músculos involucrados, reducir la inflamación y aliviar la presión en la zona:
Gracias a estos hábitos y consejos, te recuperarás rápidamente de una contractura pasajera y retomar las actividades habituales. Sin embargo, si el dolor persiste, se ha hecho crónico o hay síntomas asociados, quizá se deba a lesiones musculoesqueléticas. Llegados a este punto, consulta con tu médico para que realice un diagnóstico completo de tu situación.
Como sucede en muchos campos de la medicina, la mejor manera de no tener una molestia incapacitante es la prevención. Es mucho lo que puedes hacer para evitar los factores que, al sumarse, te producen este problema:
Como ves, el dolor lumbar es un problema que repercute negativamente en tu actividad diaria, así como en la sociedad en general. Para evitarlo, no lo dudes y aplica las anteriores medidas preventivas para garantizar la salud de tu sistema musculoesquelético.