Especialista en Traumatología I Centro Médico IMQ Castro y Centro Médico Henao Bilbao
El dolor lumbar es una molestia muy frecuente que puede llegar a restarnos movilidad durante varios días. Para prevenirlo, resulta conveniente aprender a diferenciar los distintos tipos de dolor en la parte baja de la espalda. En este artículo, te daremos las pautas necesarias para identificarlos correctamente.
Dolor lumbar: consejos y recomendaciones para combatirlo
Lo que se conoce comúnmente como lumbago se debe a una alteración en las estructuras de la espalda. Cada caso es distinto y el problema puede estar en la columna, los músculos de la zona o la médula espinal.
Cuando el dolor es agudo, desaparece en menos de 4 semanas y cabe la posibilidad de aliviarlo con remedios caseros. Sin embargo, puede hacerse crónico y durar meses en los casos más complejos.
Por su intensidad, va de leve a grave, al punto que aparece una rigidez que nos impide realizar movimientos como ponernos de pie, levantar los brazos o caminar. Los síntomas asociados como los hormigueos, la debilidad muscular en la pierna o la pérdida del control de los esfínteres suelen ser señales de un problema en la médula espinal.
Tipos de dolor de espalda
En todas sus variedades, esta patología es una de las causas más frecuentes de consulta médica. De hecho, cada año se ausenta del trabajo entre el 5 y el 10 % de los trabajadores durante un lapso de promedio de siete días.
Una investigación llevada a cabo en el País Vasco determinó que los costes sanitarios relacionados con el dolor lumbar se deben a la cronificación de los episodios. No obstante, esto solo ocurre en una pequeña cantidad de los pacientes afectados.
La lumbalgia es producto de la confluencia de muchos factores y, en algunos casos, resulta difícil identificar la causa exacta. Sin embargo, los distintos tipos de dolor de espalda se clasifican con base en sus características clínicas:
- De tipo mecánico. El más común, representa el 90 % de los casos de lumbago. Es consecuencia de varios tipos de lesiones musculares como la distensión, la contractura o la inflamación por sobrecarga de trabajo sobre los músculos de la zona lumbar. Se caracteriza porque cede con el reposo, se agudiza con el movimiento y suele remitir espontáneamente o con tratamiento.
- De tipo inflamatorio. No desaparece con el reposo, sino que empeora, por lo que es más agudo en las mañanas, después del descanso nocturno. Generalmente, se alivia con el movimiento y se debe a enfermedades inflamatorias de las articulaciones, como la artritis.
- De tipo neuropático. La causa es la compresión de una raíz nerviosa que emerge de la médula espinal, debida a la protrusión de una hernia discal lumbar. En muchos casos, desciende por el miembro inferior del mismo lado, lo que se llama ciática o ciatalgia, ya que afecta el nervio ciático. Las molestias no tienen relación con el reposo o la actividad.
Recomendaciones para combatir el dolor lumbar
Ante una situación de crisis de dolor lumbar, existen una serie de medidas generales que puedes aplicar para superarla. En esencia, estas acciones tienen como objetivo relajar los músculos involucrados, reducir la inflamación y aliviar la presión en la zona:
- Reposa durante los primeros dos o tres días y no hagas esfuerzos que implique levantar peso y girar o flexional el tronco.
- Aplica de forma alterna compresas frías y calientes en la zona adolorida. El calor relaja la musculatura, mientras que el frío la desinflama.
- Duerme de lado, en posición fetal, con las rodillas flexionada y una almohada entre las piernas. De esta manera, se disipa la compresión de la zona.
Gracias a estos hábitos y consejos, te recuperarás rápidamente de una contractura pasajera y retomar las actividades habituales. Sin embargo, si el dolor persiste, se ha hecho crónico o hay síntomas asociados, quizá se deba a lesiones musculoesqueléticas. Llegados a este punto, consulta con tu médico para que realice un diagnóstico completo de tu situación.
Prevención del lumbago
Como sucede en muchos campos de la medicina, la mejor manera de no tener una molestia incapacitante es la prevención. Es mucho lo que puedes hacer para evitar los factores que, al sumarse, te producen este problema:
- Bajar de peso. El exceso de peso genera una sobrecarga mecánica en la columna vertebral. En consecuencia, la fatiga muscular produce las contracturas.
- Hacer ejercicio. Fortalecer la musculatura lumbar y abdominal resulta muy beneficioso para evitar la lumbalgia. Está demostrado que potenciar la musculatura abdominal hace que se distribuya mejor el reparto de las cargas y mejore el dolor lumbar. Los ejercicios aeróbicos y los estiramientos, en particular, contribuyen a mejorar el tono muscular y la resistencia.
- Mejorar su postura. La ergonomía es esencial a la hora de manejar cargas y cuando estamos frente al ordenador. Una mala postura sostenida tiene altas probabilidades de provocar un espasmo muscular.
- Caminar. Si has pasado varias horas sentado en el escritorio, sal a caminar un rato. Así, no solo relajas los músculos, sino que los fortaleces.
Como ves, el dolor lumbar es un problema que repercute negativamente en tu actividad diaria, así como en la sociedad en general. Para evitarlo, no lo dudes y aplica las anteriores medidas preventivas para garantizar la salud de tu sistema musculoesquelético.