El linfoma de Hodgkin es un cáncer de los ganglios linfáticos. El sistema linfático se halla repartido por todo el organismo (ganglios linfáticos, bazo, timo, amígdalas, médula ósea, vasos linfáticos, etc.). En el de Hodgkin, se produce una proliferación y acumulación de linfocitos tumorales: las células de Hodgkin y de Reed-Stenberg. Como consecuencia de esta alteración, aparecen las adenopatías -o aumento del tamaño de los gangliosen una región del organismo que, con el tiempo, pueden extenderse a otras áreas ganglionares vecinas, al bazo o a la médula ósea. No es frecuente que el linfoma de Hodgkin se extienda al hígado o a otros órganos y tejidos.
El 60-70% de los casos son diagnosticados al detectarse el aumento de tamaño de uno o varios ganglios por el propio paciente o por alguna prueba radiológica realizada por otro motivo, generalmente en la zona lateral del cuello o encima de las clavículas, y más raramente pueden aparecer en axilas e ingles. Por lo demás, es una enfermedad asintomática aunque pueden presentarse fiebre, sudoración, pérdida de peso y prurito (picores generalizados). Otros síntomas pueden ser dolor en el esternón, tos y fatiga o bien dolor lumbar, si afecta al abdomen.
Su incidencia anual en Europa es de 2,53 casos por 100.000 habitantes en varones y de 2,13 casos en mujeres. En cuanto a la edad, el linfoma de Hodgkin clásico tiene 2 picos de incidencia: uno entre los 15 y 35 años y otro a partir de los 55 años. Cabe destacar que los mecanismos de producción de la enfermedad son muy complejos e implican alteraciones en el control del ciclo celular y de los sistemas de control de la apoptosis (muerte celular programada).
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«Los estudios epidemiológicos y serológicos han implicado al virus de Epstein- Barr en una proporción de casos, con una alta incidencia en los países del Tercer Mundo, mientras que en los países desarrollados esta asociación es mucho menor. También existe una estrecha asociación entre el virus de Epstein-Barr y los casos de linfoma de Hodgkin en pacientes infectados por el virus del Sida», señala el doctor Julio Hernández, especialista en hematología de IMQ.
Diagnóstico del linfoma de Hodgkin
Respecto al diagnóstico del linfoma de Hodgkin se realiza mediante la biopsia de uno de los ganglios afectados y se completará con el estudio de extensión de la enfermedad. De forma global, se obtiene la curación completa en el 75% de los pacientes. A pesar de la buena respuesta que se obtiene en la mayoría de los enfermos, todavía existe un 20-30% de pacientes que fallan en alcanzar la remisión, con una mortalidad directamente relacionada con la enfermedad del 10-15%.
Después de obtener la remisión, el especialista realizará controles al paciente cada 3 meses durante el primer año y cada 6 meses durante 4 años más para seguir después con un control anual que incluye una exploración física, pruebas analíticas y radiológicas según indique el especialista. En caso de irradiación del cuello, se deberá evaluar la función tiroidea, al menos durante 5 años después. El especialista deberá estar al tanto de la posible aparición de neoplasias -otros tumores-.
Hay diversos linfomas
Linfoma es el nombre que se da a un grupo de cánceres del sistema linfático. Los de Hodgkin tienen características especiales que los distinguen como la presencia de las células cancerosas de Reed-Stenberg y su extensión por el resto del organismo de forma algo diferente a los linfomas no Hodgkin. Estos últimos son un diverso grupo de enfermedades
que se clasifican según las características de las células cancerosas de cada tipo. La mayoría de las personas tiene linfomas de linfocitos B (85%), pero otras personas pueden tener linfomas de linfocitos T o de linfocitos NK.
¿Qué debo hacer si me diagnostican un linfoma de Hodgkin?
La comunicación del diagnóstico de cáncer va a producir una situación de estrés inicial. A pesar de ello, no hay más remedio que aceptar las malas noticias y ponerse a trabajar para curar la enfermedad. La buena noticia es que, en la actualidad, el 87% de las personas diagnosticadas sobreviven a los 5 años del diagnóstico. Los especialistas que tratan este tipo de linfoma son los hematólogos y los oncólogos. Es conveniente hablar con el médico y que le explique bien los tests diagnósticos realizados y lo que significan.
¿Se puede prevenir?
La mayoría de las personas con linfoma de Hodgkin o no Hodgkin no tiene factores de riesgo conocidos, por lo que no existe forma de evitar la enfermedad. La mejor manera para reducir el riesgo es tratar de prevenir la deficiencia inmunológica, cuya causa más común y prevenible es la infección con el virus del SIDA. De hecho, evitar la propagación del virus de inmunodeficiencia humana prevendría muchas muertes por linfoma. Algunos linfomas son causados por el tratamiento de los cánceres con radiación y quimioterapia o el uso de medicamentos que suprimen el sistema inmune para evitar el rechazo de órganos trasplantados.
Diversas pruebas para su tratamiento
El proceso utilizado para conocer cuál es la extensión de la enfermedad se denomina estadiaje y, junto con el subtipo de linfoma, es fundamental para planear el tratamiento. Este proceso incluye la realización de una TAC, PET (tomografía por emisión de positrones), una biopsia y aspirado de médula ósea. En caso de tratarse de una mujer embarazada, se utilizan técnicas que no irradian el feto, como una Resonancia Magnética y estudio por ultrasonidos.
La enfermedad se clasifica por su gravedad en función del número de ganglios afectados y si la afectación es a un lado o a ambos lados del diafragma. Por otro lado, también se tiene en cuenta si el paciente presenta o no síntomas, si existe afectación extraganglionar y si ha llegado al bazo. El tratamiento se basa en la radioterapia, quimioterapia o combinación de ambas, adaptando a cada estadio la intensidad necesaria para obtener el máximo beneficio terapéutico con la menor toxicidad posible. Si se dan recaídas, a veces, hay que realizar un
trasplante de médula ósea.
Especialista en Hematología en IMQ