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¿Cómo saber si hay que revisar un lunar?

¿Cómo saber si hay que revisar un lunar?
Juan Ignacio Padró
Especialista en Dermatología

La piel es el órgano más grande del cuerpo y está expuesta a la acción de múltiples factores internos y externos. La exposición solar es uno de los más conocidos, pero existen otros muchos, que varían de una a otra persona. Como resultado, es posible que se desarrollen ciertas lesiones que conviene conocer. ¿Cómo saber si hay que revisar un lunar? Es un tema que puede interesarte. ¡Adelante!

Las lesiones de piel más comunes

Las células que forman la piel y el tejido subyacente pueden generar crecimientos localizados, que adoptan diferentes morfologías. El color, el tamaño y el hecho de ser planos o elevados dan a los dermatólogos mucha información acerca de su posible origen. También son importantes los datos relativos a la edad de aparición, los lugares del cuerpo donde se localizan, si son únicos o múltiples y si producen síntomas como sangrado o prurito.

Las principales causas de lesiones cutáneas son los factores genéticos y los agentes ambientales, como la luz solar, que producen manchas marrones llamadas lentigos.

¿Cómo diferenciar un lunar de una peca?

Entre las lesiones más habituales que puedes encontrar destacan las pecas los lunares y los lentigos. Para distinguirlos bastan unos pocos datos. Las efélides o pecas son lesiones pigmentadas planas, de tono marrón claro que aparecen en las zonas expuestas al sol como la cara, los brazos o el escote. Su causa es la distribución irregular de la melanina y son frecuentes en las personas de piel muy clara con antecedentes familiares. Son redondeadas, miden de 1 a 3 milímetros de diámetro y pueden oscurecerse con la luz solar y hacerse más claras en invierno.

Los lunares o nevos, en cambio, son un tipo de tumor de la piel. Son muy comunes, ya que la mayoría de las personas tiene entre 10 y 40 distribuidos en el cuerpo, incluso en sitios como el espacio entre los dedos o bajo las uñas.

Es posible que aumenten de tamaño durante la adolescencia y pueden aparecer hasta los 40 años e ir aumentando al avanzar la edad. En las mujeres son más frecuentes en las piernas y los brazos, mientras que en los hombres son habituales en el tronco, cuello y cabeza.

Se deben a la proliferación de los melanocitos, que crecen de forma agrupada. Se trata de lesiones ovales o redondas, elevadas o planas, de color rosa, marrón o negro, que miden generalmente menos de 6 milímetros de diámetro. Por el aspecto, los hay lisos o arrugados y algunos tienen vello.

En ciertas personas, uno o varios de sus lunares son un poco diferentes en color, o presentan una superficie irregular, lo que se conoce como lunares atípicos . Hay lesiones nevus displásicos que tienen una mayor probabilidad de convertirse en una lesión maligna, de ahí su importancia. Según recientes informaciones, los casos de melanoma se incrementan y cada año hay cerca de 300 nuevos afectados en Gipuzkoa.

¿Cómo saber si hay que revisar un lunar?

Aunque la gran mayoría de los nevos son benignos, la presencia de uno nuevo o ciertos cambios en los que ya existían pueden indicarte la presencia de un melanoma, un tumor maligno de la piel. Al principio suele ser asintomático, pero la proliferación acelerada de los melanocitos o la diseminación a otros tejidos puede desencadenar síntomas relacionados. Recordemos que los melanomas pueden crecer en cualquier lugar del cuerpo:

  • Pies, incluidos las plantas y el espacio entre los dedos.
  • Palmas y uñas de las manos.
  • Piernas.
  • Zona genital.
  • Entre los glúteos.
  • Axilas.
  • Cuero cabelludo.

La regla ABCDE

La regla del ABCDE es un parámetro muy conocido y utilizado, que te puede ayudar a distinguir un lunar benigno de un melanoma. A veces solo se ve uno o dos de estos cambios, y en otros casos hay más, pero es una regla que sirve como mnemotecnia para evaluar las siguientes características:

  • A: se refiere a la asimetría, cuando un lado del lunar no es igual que el otro.
  • B: los bordes irregulares, dentados o borrosos.
  • C: el color desigual, rojizo, azulado o blanco sobre lesiones de color negro.
  • D: si el lunar mide más de 6 milímetros de diámetro o aumenta de tamaño.
  • E: la evolución, si hay cambios en cuanto a tamaño, la forma, presenta prurito o sangrado.

Factores de riesgo para el melanoma

La principal complicación de los lunares es su transformación en un melanoma maligno. Sin embargo, además de la presencia de nevos displásicos, existen otros factores de riesgo relacionados con el cáncer de piel.

Los nevos congénitos son lunares grandes, de nacimiento, que tiene más probabilidad de malignizarse si miden más de 20 centímetros de diámetro. Tener más de 50 lunares en el cuerpo es otro de los factores.

¿Cómo saber si hay que revisar un lunar? La principal medida es conocer la localización de todos tus lunares, observarlos con regularidad y prestar atención a los posibles cambios. Examínate con frecuencia y si notas cualquier alteración, consulta con tu médico o médica.

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