
Psicóloga infanto-juvenil en IMQ Amsa Especialista en Atención Temprana
El término síndrome de Asperger no aparece en los manuales diagnósticos actuales. El DSM-V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría) en 2013 lo eliminó como categoría diagnóstica y agrupó todas las manifestaciones bajo el término de TEA (Trastorno Espectro Autista). Pero muchas personas en la actualidad, se siguen sintiendo identificadas con el término Síndrome de Asperger.
El TEA puede diagnosticarse a cualquier edad, pero por lo general, podemos encontrar síntomas o signos de alerta desde edades tempranas, incluso en bebés de pocos meses. Aunque lo habitual es que se manifieste de forma más evidente entre los 2 y los 3 años.
¿Qué es el síndrome de Asperger?
Aunque este término es de uso común, ya no es exacto desde el punto de vista médico. En la actualidad, hablamos de los Trastornos del Espectro Autista o TEA, un concepto que englobaría lo que tradicionalmente se ha conocido como:
- Trastorno autista
- Síndrome de Asperger
- Trastorno desintegrativo infantil
- Trastornos generalizados del desarrollo no especificados
Síntomas de Trastorno de Espectro Autista
La palabra “espectro” refleja la amplia variación que se presenta en los síntomas y su gravedad. Entendemos por TEA: trastorno psico-biológico de la intercomunicación y la interacción en el que intervienen causas genéticas, biológicas y ambientales. En general se suele hacer referencia a 3 áreas:
- Deterioro de la actividad social
- Dificultades en la comunicación
- Conductas repetitivas/estereotipadas.
Los niños y niñas TEA no siguen patrones típicos en el desarrollo de sus habilidades sociales y de comunicación. Entre los síntomas del TEA, podemos encontrar, por ejemplo:
- Evita el contacto visual
- Parece preferir la soledad
- Utiliza palabras o frases de forma repetitiva (ecolalias)
- Se altera de manera inusual ante los cambios
- Tiene intereses obsesivos
- Estereotipias: movimientos, posturas o voces repetitivos o ritualizados sin un fin determinado
- Sensorialidad: malestar intenso ante determinados sonidos, olores, luces, sabores o texturas específicas
- Dificultades para empatizar y contextualizar
En el caso concreto del síndrome de Asperger, tradicionalmente, conlleva dificultades en las áreas de interacción social, comunicación y falta de flexibilidad mental; pero no tanto dificultades con el lenguaje y los problemas de aprendizaje.
Pensamiento y conducta en el niño o niña Asperger
Una característica común en los pacientes con TEA y en los que tradicionalmente se han conocido como pacientes diagnosticados de síndrome de Asperger, es que el pensamiento es concreto y rígido, lo que facilita las tareas repetitivas y dificulta la flexibilidad y adaptación a situaciones nuevas o imprevistas. Hay apego por las rutinas rígidas, que proporcionan seguridad, pero dificultan la adaptación a los cambios.
Cómo se comunica una persona con síndrome de Asperger
En los pacientes tradicionalmente diagnosticados con síndrome de Asperger, el lenguaje y su particular uso ha sido una de las características más significativas. Estos pacientes, por lo general, utilizan un lenguaje formal y correcto, muy preciso. Algunos autores han considerado que el desarrollo temprano o peculiar del lenguaje es uno de los rasgos del síndrome de Asperger, incluyendo un vocabulario extenso y en ocasiones sofisticado o la utilización de frases y expresiones particulares.
La interpretación literal les impide entender comunicaciones más sutiles, tales como sarcasmos, chistes o metáforas. Asimismo, la comunicación no verbal se hace más complicada, presentando dificultades en las habilidades sociales, al no entender o interpretar mal algunas expresiones de los demás, los gestos o los distintos tonos de voz.
Relaciones interpersonales en una persona con Asperger
Las personas diagnosticadas de TEA y de lo tradicionalmente entendido como síndrome de Asperger, sí que pueden tener interés y querer relacionarse con el entorno social, pero no comprenden las reglas sociales y no disponen de habilidades sociales, como guardar la distancia, saludar o esperar su turno. El resultado es que, de manera no intencionada, se pueden comportar de forma inadecuada.
Cuál es el tratamiento
Si bien el TEA es una condición crónica que afecta a todas las áreas de la vida de la persona, están especialmente comprometidos los aspectos de relación y comunicación y las áreas que tienen que ver con el mundo de la imaginación y del simbolismo. Esto conlleva un deterioro emocional y cognitivo.
Es importante ofrecer a los pacientes y sus familias una asistencia global, intensiva y coordinada acompañada de los recursos necesarios para hacer frente a cada caso, atendiendo en los diferentes lugares y momentos de la vida del paciente (casa, terapias, escuela, espacios de ocio...).