Rotura del ligamento cruzado anterior: causas y tratamiento

La rodilla es la articulación de mayor tamaño de nuestro cuerpo. En ella, la rótula, el fémur y la tibia se unen gracias a 4 ligamentos: dos cruzados y dos laterales. Si bien su estructura está preparada para soportar el peso del cuerpo, es frecuente que sufra rotura del ligamento cruzado anterior (LCA).

Causas rotura LCA

Una lesión en el LCA puede producirse por un desgarre parcial o por una rotura completa. Las mujeres tienen mayores probabilidades de romperse este ligamento por sus características anatómicas y por factores hormonales. 

Algunos de los motivos que hacen que este ligamento se rompa son los siguientes: 

•    Golpes en la parte posterior de la tibia 
•    Aterrizar de un gran salto sobre una sola pierna  
•    Extender demasiado la pierna. 
•    Frenar bruscamente en una carrera. 
•    Girar la rodilla con el pie apoyado (pivotar)

Por estas razones, los jugadores de deportes como el fútbol, el esquí, el rugby, el baloncesto y el balonmano suelen sufrir esta dolencia. No obstante, un desgarro del LCA también puede darse en situaciones cotidianas o laborales. 

Con frecuencia, una lesión en este ligamento va acompañada de otras como la rotura del ligamento colateral medial (LCM) o del menisco. 

Sin embargo, puedes evitar lesionarte si haces un buen calentamiento, ejercicios para fortalecer los músculos y técnicas de caída específicas. 

¿Cómo saber si tienes roto el ligamento cruzado?

Normalmente, cuando se rompe el LCA, el principal síntoma es sentir un movimiento brusco en la articulación, como si se “desencajara”. No obstante, hay otros que también son muy comunes:

• Sensación de inestabilidad o debilidad en la rodilla (en casos leves).
• Derrame articular (líquido dentro de la rodilla) en las 6 horas siguientes a la lesión.
• Dolor agudo o repentino al tratar de cargar peso sobre la articulación.
• Dolor o dificultad al practicar deporte.
• Dificultad para estirar o mover la rodilla.

En caso de duda, lo mejor es acudir a un profesional sanitario para hacer un diagnóstico temprano de la situación. Para determinar su alcance, se llevará a cabo una evaluación física a fin de comprobar el movimiento y la estabilidad, y un estudio de imagen (radiografía, y resonancia magnética son las pruebas más utilizadas.). Además, en algunos casos dudosos, es posible que se necesite una artroscopia.

¿Cómo se cura la rotura del ligamento cruzado?

Existen diversas formas de tratar este tipo de lesión. Por ello, es imprescindible que acudas a un o una profesional de la salud si tienes alguno de los síntomas anteriores o has sufrido alguna de las posibles causas. 

Primeros auxilios

Para calmar el malestar, es preciso seguir unos sencillos pasos:

• Reposo: es fundamental dejar descansar la articulación.
• Frío: colocar hielo o bolsas de gel frío reutilizables sobre la articulación durante al menos 20 minutos cada vez.
• Subir la articulación: elevar la rodilla por encima del nivel del corazón con ayuda de un almohadón.
• Tomar analgésicos: siempre y cuando hayan sido recetados previamente.

Si sigues estas indicaciones, te será más fácil reducir el dolor y la inflamación. Aun así, si la lesión es grave, es recomendable que no muevas la rodilla, dejes de hacer deporte y no emplees una férula sin conocimiento sobre el tema.

Rehabilitación

Uno de los tratamientos que podemos seguir en la lesión de ligamento cruzado anterior es un programa de rehabilitación que dure varias semanas. El o la fisioterapeuta pautará una serie de ejercicios para que los hagas bajo supervisión o en casa. El objetivo es fortalecer la musculatura, recuperar el movimiento de la rodilla y, por supuesto, disminuir el dolor y la inflamación.

En determinados casos, puede que sea necesario usar muletas durante un tiempo para descargar peso de la articulación o incluso llevar una férula para inmovilizarla. Normalmente, este tratamiento está aconsejado a personas mayores de 50 años, con un estilo de vida sedentario o con una actividad física leve que no tiene un gran impacto en la rodilla.

Cirugía

En la mayoría de ocasiones, es preciso pasar por quirófano para recuperarse de la rotura de ligamento cruzado anterior. Es la opción más aconsejable cuando el o la paciente es menor de 40 años, siente inestabilidad o fallo en su rodilla y tiene un estilo de vida activo. Ya sea deportivo o laboral.

En primer lugar, se hará una cirugía de reconstrucción del LCA en la que el cirujano o la cirujana retirará el tejido dañado y lo sustituirá por un injerto. Una vez terminado el procedimiento quirúrgico, se debe seguir el programa posoperatorio y rehabilitación de manera estricta. Así, te asegurarás de que el resultado sea óptimo y una correcta cicatrización.

En definitiva, la rotura del ligamento cruzado anterior puede deberse a movimientos comunes o por la práctica de deportes con impacto en la rodilla. Para reducir las posibilidades de sufrirla, es recomendable que calientes y fortalezcas la musculatura de piernas y el muslo.

Si tienes sospechas de haber sufrido una lesión de ligamento cruzado anterior, es importante que acudas a un o una profesional de la salud para obtener un diagnóstico temprano.