Especialista en Pediatría de IMQ
Tener un hijo/a que duerme mal es un calvario. Ello repercute, además, en muchos otros ámbitos: en la relación familiar de los progenitores con el bebé, entre los progenitores, en la vida laboral y en la vida social. Por el contrario, tener un bebé que duerme toda la noche 8-12 horas seguidas del tirón resulta una bendición.
Conclusión: enseñar a un hijo/a a dormir bien no tiene precio. Hay madres y padres que prefieren la proximidad, el contacto y la crianza muy estrechos y no les importa, o asumen despertarse varias veces de noche. Lo que no saben es que más adelante (18 meses, 2 años, 4 años...) van a querer que su hijo duerma toda la noche y, entonces, será mucho más difícil educar el sueño. Mejor y más fácil cuanto más pequeño.
Premisas
1. A partir de los 6 meses se va a despertar cada hora y media. El sueño se interrumpe. Hay que enseñarle a que se vuelva a dormir él solo, sin ayuda.
2. Debe tener horarios fijos de comidas y de siestas, lo cual es perfectamente compatible con la lactancia. Debe saber estar en ayunas 4 horas.
El sueño normal tiene un ciclo que dura aproximadamente una hora y media y se repite varias veces a lo largo de la noche. Pasa del sueño superficial al sueño profundo y otra vez sueño superficial. Este tipo de sueño aparece en los niños alrededor de los 6 meses y persiste durante el resto de la vida.
Esto quiere decir que cada 90 minutos el niño vuelve a una fase de sueño superficial y se despertará. Cuando hayan transcurrido 2-3 ciclos de sueño puede suceder que el sueño sea aún más superficial y se despierte del todo. Si no sabe dormirse él solo, sin ayuda, llorará y habrá que acudir a dormirle y repetir todo aquello que se hace cuando se le lleva a la cama. Si está acostumbrado a dormirse en brazos, o a que le acunen, o a dormirse con música, o con chupete, o después de tomar el biberón, necesitará eso mismo para volverse a dormir.
Cómo educar el sueño
Los problemas de sueño aparecen alrededor de los 6 meses y la sensación que tienen algunos padres de que “me ha tocado un niño que duerme fatal” no es real. El sueño se educa. El niño puede plantear más o menos dificultades, pero se educa. Se debe empezar a los 4 meses. A esa edad el niño debe de estar fuera de la habitación de los padres, y ya no tiene que pedir de noche.
Un niño que pide de noche después de los 4 meses no tiene hambre, tiene un mal hábito de sueño. Lo que le ocurre es que ha terminado un ciclo de sueño y no sabe dormirse si no come. Probablemente porque se duerme mientras toma o porque le acuestan nada más tomar. Es decir, está acostumbrado a dormirse después de haber comido.
Hay que separar comer de dormir. No se debe acostar al niño nada más terminar la toma y no se le debe dejar que se duerma mientras toma porque si no, cuando se despierte de noche, necesitará comer para dormirse. Se debe esperar 20-30 minutos después de la toma para acostarle.
Hay que acostar al niño siempre a la misma hora
La hora de ir a la cama se debe asociar a un sonido. Puede ser cualquiera: un despertador, música, un reloj,..., pero siempre el mismo. De este modo, creará un reflejo condicionado y asociará música-sonido a dormir.
Se debe meter al bebé en la cama despierto, arroparle, ponerle el chupete, y dejarle solo.
Si llora, dejarle 1 minuto y atenderle: arroparle de nuevo, volver a poner el “chupe” y acariciarle. No se debe encender la luz, cogerle en brazos, hablarle o darle nada para beber.
En cuanto se calle, salir de la habitación de nuevo. Si vuelve a llorar, se repite el proceso, pero cada vez es conveniente demorarse un poco más en acudir: 1 minuto, luego 2, luego 3,... No se debe tardar tanto como para que coja un berrinche inconsolable o vomite. Si al cabo de un tiempo prudente (15-30 minutos) no ha dado resultado hay que sacarle de la cuna, jugar un rato con él y repetir el proceso.
Un niño de 6-12 meses aprenderá a dormir en unos 2-4 días. Un niño de 18 meses necesitará alrededor de 1 semana.
Hay que tener en cuenta que durante las siestas del día el proceso debe ser el mismo.