Uno de los principales motivos por los que nos apuntamos a un gimnasio o empezamos a practicar un deporte es el de perder grasa en algunas zonas de nuestro cuerpo donde se suele acumular: abdomen, muslos, glúteos, brazos… Sin embargo, tras un esfuerzo inicial sin los resultados esperados, muchos se hacen la siguiente pregunta: ¿Por qué puedo elegir qué parte del cuerpo musculo, y no la que quiero adelgazar?
El hecho es que la grasa localizada en algunas partes de nuestro cuerpo parece resistirse a los ejercicios centrados en los mismos grupos musculares, a los que tratamos de quitar esa molesta “capa” que los rodea.
Los motivos por los que acumulamos grasa, en principio, tienen que ver con nuestra supervivencia, ya que son nuestros “almacenes de energía”. Sin embargo, nuestro estilo de vida, edad o predisposición natural pueden provocar que acumulemos grasa excesiva en determinadas zonas de nuestro cuerpo.
Muchos deportistas primerizos suelen sufrir decepciones durante los primeros meses, puesto que aunque mejoran su estado físico y el tono muscular, no consiguen erradicar flotadores, barrigas prominentes ni cartucheras: ¿Cómo podemos adelgazar esa parte del cuerpo y con qué deporte o ejercicio?
Partes del cuerpo donde se suele acumular grasa
Por regla general, los hombres suelen acumular grasa en el abdomen, y las mujeres en caderas y piernas. Aunque por supuesto esta generalización tiene sus excepciones, que dependen de múltiples factores (hormonas e incluso fenotipo). Pero lo cierto es que esas tres zonas, junto con glúteos y brazos, suelen ser las más propensas a acumular grasa en el cuerpo humano.
Para muchos es una auténtica preocupación conseguir eliminar esos acúmulos y se topan con serios obstáculos, ya que incluso entrenando esas zonas el volumen de grasa no disminuye o no lo hace en la medida en que desearían.
¿Por qué no podemos elegir qué parte del cuerpo adelgazar?
Si bien los músculos funcionan por grupos, pudiendo escoger según el deporte o el tipo de entrenamiento cuáles se desarrollan por encima del resto; la grasa de nuestro cuerpo actúa, en líneas generales, como un único almacén de energía. Este almacén, que se extiende por nuestra anatomía, no mengua por zonas según si está alimentando a un grupo muscular en concreto, sino que mengua de forma general. De ese modo, las partes con mayor acúmulo de grasa serán las últimas en “vaciarse”.
Siguiendo una adecuada dieta y realizando ejercicio de forma regular podemos conseguir perder peso en general y mejorar la tonicidad de parte o partes de nuestro cuerpo, pero no podemos enfocar esa pérdida en una parte del cuerpo en concreto.
Ejercicios para adelgazar y para ganar músculo
Una vez explicado cómo funcionan la quema de grasas y el crecimiento muscular, el reto está en encontrar un deporte o tipo de entrenamiento que nos permita conseguir las dos cosas. Para ello, los expertos recomiendan una combinación entre el entrenamiento de fuerza y el entrenamiento de resistencia.
Lo bueno de este tipo de entrenamiento de fuerza es que no está limitado a la musculación clásica con pesas y mancuernas. Hoy en día existen muchas opciones con las que lograr más fuerza en los músculos, especialmente en aquellos implicados en áreas clave para nuestra salud y bienestar (los relacionados con nuestra postura, por ejemplo). Además, podemos reforzar partes del cuerpo que con el día a día quedan olvidadas (debido a un estilo de vida sedentario, por ejemplo).
Con esta combinación de entrenamiento de fuerza, como es natural, quemamos grasas -estamos aumentando el consumo de energía- pero además mejoramos factores que con frecuencia olvidamos:
- La coordinación
- La movilidad
- La resistencia
La fórmula ideal para acabar, con disciplina y paciencia, con los acúmulos de grasas en determinadas partes de nuestro cuerpo pasa por realizar entrenamientos en donde el tiempo se divida entre entrenamiento cardiovascular y entrenamiento de fuerza. Ir pasando de un ritmo a otro también mejorará la salud de nuestro corazón.
Esta combinación es necesaria ya que el entrenamiento más clásico muscular (levantar pesas) en realidad implica un trabajo muy duro pero breve sobre los diferentes grupos musculares, en el que, por explicarlo de manera sencilla, nuestro organismo quema la glucosa que tiene más a mano y no llega a utilizar los depósitos de grasa.
Pero en un entrenamiento de fuerza debidamente dirigido se evitan lesiones y tras terminar la sesión, nuestro cuerpo sigue quemando más energías de lo habitual. Esto es debido a que se necesita más tiempo para recuperarse y por tanto se consumen más reservas (a través de un mecanismo conocido como el efecto EPOC o Excess Post-Exercise Oxygen Consumption).
Del mismo modo, cuanto más tejido muscular se haya desarrollado, más energía se necesitará para ejercitarlo, por lo que el consumo de las grasas acumuladas se acelerará.
Las combinaciones que obtienen mejores resultados para adelgazar son aquellas en las que se combinan series de alta intensidad con otras de media intensidad, entrenando por lo menos dos o tres días a la semana y no descuidando nunca la actividad física de los días en los que no se entrena, ya que dedicar ese tiempo a realizar ejercicios de cardio a un nivel moderado nos ayudará a consumir esa grasa sobrante.
Dr. Pablo Aranda
Unidad de Medicina Deportiva de IMQ Zorrotzaurre