La situación de confinamiento y la incertidumbre que vivimos estas semanas nos genera a todos cierto grado de ansiedad, también a los niños. En función de la edad, la situación familiar y el carácter del niño o la niña, exteriorizará sus sentimientos de una forma u otra, puede que esté más ansioso o enfadado, o que tenga reacciones propias de edades más tempranas. Estas respuestas son normales frente a una situación de estrés, pero existen ciertas pautas que podemos poner en práctica para atenuarlo. Mantener unas rutinas, aprovechar el tiempo en familia y, sobre todo, poner atención a sus preocupaciones son claves para que estén tranquilos.
Habla sobre la situación y escucha
Es importante tener conversaciones sobre lo que está ocurriendo de una forma abierta y calmada. Explícale por qué debemos permanecer en casa y cuáles son las medidas de protección contra el coronavirus con un lenguaje sencillo, adaptado a la edad del niño o niña. Recuérdale también que está realizando una labor muy importante, puesto que está contribuyendo a proteger la salud de todos. Es positivo hablar sobre la posibilidad de que alguien de la familia contraiga la enfermedad, siempre de una forma tranquilizadora y atendiendo a todas sus preguntas. En Internet existen recursos para ayudarte a hablar del tema, un ejemplo es el cuento publicado por la OMS enfocado a niños y niñas de entre 6 y 11 años.
El confinamiento puede ser muy frustrante tanto para niños pequeños como para adolescentes, puesto que están acostumbrados a socializar, salir al exterior y realizar muchas actividades que ahora no pueden hacer. Háblales de forma cariñosa, préstales atención y deja que exterioricen sus sentimientos.
Establece unas rutinas diarias
Crear y mantener unos horarios ayudará a sobrellevar mejor el confinamiento, puesto que niños y niñas necesitan ciertas estructuras que les den tranquilidad. Establece unas horas al día para hacer los deberes o estudiar, para estar juntos realizando una actividad divertida y también para el relax. Puedes negociar con ellos estas rutinas, preguntarles qué quieren hacer y elaborarlas conjuntamente, con cierto grado de flexibilidad.
Limita los momentos de conexión
Internet ofrece grandes oportunidades para aprender, divertirse y conectar con los amigos, pero es necesario poner un límite a las horas que pasan delante de las pantallas. Para ello, establece un tiempo diario máximo en el que pueden utilizar el móvil, la tablet o el ordenador y planifica momentos de desconexión, tanto para los niños como para ti.
Habla con ellos sobre sus intereses en el mundo digital y supervisa qué actividades realizan cuando están conectados. En función de la edad, existen herramientas para el control parental, aunque lo más importante es conversar abiertamente sobre los beneficios y riesgos de Internet.
Dedica tiempo de calidad a estar con ellos
Esta situación es una oportunidad para pasar más tiempo en familia, así que aprovéchala para realizar actividades juntos. Podéis planear conjuntamente los juegos y distracciones para cada día, alternando actividades físicas con otras más relajadas. Preparar platos de cocina, jugar a videojuegos educativos en familia o experimentar nuevas actividades como grabar un vídeo de bailes y canciones para compartir con amigos son algunos ejemplos de lo que podéis hacer juntos.
Pon atención a la información que recibe sobre el virus
El discurso de los medios acerca de la COVID-19 y la situación de crisis actual puede generar un gran estrés en los niños, puesto que utilizan un lenguaje y un tono que no comprenden. Evita exponerlos a mensajes alarmistas y protégeles frente a informaciones falsas y bulos. Escucha sus dudas o miedos tratando de responder a ellos de manera clara y, si no sabes las respuestas, buscadlas juntos. Si son lo suficientemente mayores, es un buen momento para enseñarles la importancia de ser críticos con los contenidos que recibimos a través de las redes sociales y buscar la información en páginas de confianza.
Si bien vivimos una situación difícil que puede generarnos momentos de ansiedad a todos, debemos recordar que los niños necesitan saber que están en un entorno tranquilo y protegido. Por ello, la mejor manera de ayudarles a gestionar el estrés es hacer que se sientan queridos, atendidos y seguros.
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