Especialista en Anestesiología y Reanimación de la Clínica IMQ Zorrotzaurre
El fentanilo es un opioide sintético extremadamente potente utilizado, desde hace muchos años para tratar el dolor intraoperatorio en forma intravenosa y, desde los años 90, también se usa de forma ambulatoria para el dolor crónico.
Tiene una potencia entre 50 y 100 veces mayor que la morfina, lo que le convierte en una herramienta de gran valor en situaciones específicas. Su uso debe ser, sin embargo, cuidadosamente controlado, al igual que el de otros fármacos, para evitar los posibles riesgos asociados ya que su uso indebido puede llevar a un mal control del dolor y tener importantes efectos indeseados. La estricta supervisión médica y la adecuada información al paciente son esenciales para garantizar que sus beneficios superan los potenciales peligros. Las y los médicos deben también ajustar las dosis cuidadosamente y monitorizar a los pacientes para detectar cualquier signo de efectos adversos.
Como defensora de este opioide, hago un llamamiento a diferenciar sus usos:
- El que se hace en quirófano para dar analgesia al paciente durante una intervención donde el paciente está perfectamente monitorizado y las dosis se ajustan en cada momento según las necesidades puntuales del acto quirúrgico.
- Como alivio del dolor crónico.
- Como droga usada con fines “recreativos”, la de “la calle”, que es la que ha motivado que nos lleguen imágenes, como las de Estados Unidos, de personas desahuciadas, zombies por la adicción a este opioide sintético. Un uso y efecto que aquí ni se da ni se va a dar ya que nuestro sistema sanitario es completamente distinto.
El fentanilo actúa en los receptores que tenemos repartidos por todo nuestro cuerpo y es a través de estos receptores como trasmite su efecto. A diferencia de la morfina, no sale del opio (del jugo de una parte de la planta llamada adormidera o papaver somniferum); sino que es un producto sintético que se fabrica en laboratorio y a precios baratos. De ahí el trapicheo y la venta en la calle que ha surgido en Estados Unidos.
No es una sustancia que dé problemas de dependencia psicológica si está bien recetada, ajustada a las necesidades del paciente, aunque su administración se prolongue en el tiempo. Cabe recordar que la adicción es la dependencia psicológica añadida a la física y que, si las dosis de fentanilo se ponen y se quitan (si fuese preciso) progresivamente, no presentan ningún tipo de problema y/o de adicción.
Este fármaco, en su forma recetada de manera ambulatoria, comenzó siendo utilizado en formato parche, sólo para el dolor oncológico, cuando el paciente ya se encontraba muy mal, para ayudarle a controlar el dolor en las fases finales de la enfermedad oncológica, pero es tan efectivo que se ha ampliado su utilización para tratar también a los pacientes con dolor crónico no oncológico.
Otra cosa bien distinta es el fentanilo rápido; en formato chupachups o pastilla trasmucosa, que, bajo un, medicamente mal indicado “si te duele, tomas”, puede causar adicción, pero es que esta es una práctica médica nefasta que no se debería permitir ni con el fentanilo ni con ningún otro fármaco. Es una sustancia que nos ha ayudado siempre mucho con las y los pacientes y es una pena, con la calidad de vida que ha dado y da, que se le condene por un mal uso.
Usos médicos
- Durante el acto anestésico en cirugías, el fentanilo se utiliza frecuentemente como potente analgésico durante procedimientos quirúrgicos. Su rápido inicio de acción y alta potencia y corta duración (1 hora aproximadamente) permiten un control efectivo del dolor durante e inmediatamente después de la cirugía.
- Manejo del dolor crónico oncológico para pacientes con dolor crónico severo secundario al cáncer. El fentanilo se administra vía trasdérmica o transmucosa (oral o nasal) para proporcionar alivio óptimo.
- Dolor crónico NO oncológico. Es el uso más generalizado actualmente, dado que representa el problema de dolor más extendido en nuestro entorno, fundamentalmente si tenemos en cuenta el “envejecimiento” de la población y los problemas osteoarticulares que conlleva frecuentemente una mayor edad.
- Dolor postoperatorio. Después de cirugías mayores, el fentanilo en ocasiones se prescribe para manejar el dolor agudo postoperatorio por distintas vías de administración (por ejemplo, epidural) Su administración controlada permite una recuperación más cómoda para el paciente y mejora el retorno a su actividad habitual. Este uso SIEMPRE es intrahospitalario.
¿Cómo se administra?
En pacientes con dolor crónico se administra a través de varias vías, cada una adaptada a las necesidades específicas del paciente y la naturaleza del dolor. Las principales son:
- Parches transdérmicos. Es una de las formas más comunes. Los parches liberan el medicamento de manera continua a través de la piel, proporcionando un alivio constante del dolor durante un período prolongado, generalmente de 72 horas. Es una vía especialmente útil para pacientes que requieren un control del dolor a largo plazo y estable.
- Pastillas y tabletas bucales que se disuelven en la boca. Son útiles para el manejo del dolor irruptivo, el dolor agudo y severo que aparece de manera repentina en pacientes que ya están recibiendo tratamiento con opioides para el dolor crónico. La absorción rápida a través de la mucosa bucal permite un alivio rápido del dolor.
- En entornos hospitalarios, el fentanilo se puede administrar mediante inyecciones intravenosas o mezclado con anestésicos locales para administración en bolos o perfusión continua mediante catéteres epidurales (p.e.) Estas vías son utilizadas principalmente para el manejo del dolor agudo postoperatorio o en situaciones de emergencia donde se requiere un alivio rápido y efectivo del dolor (por ejemplo: control del dolor pre e intraparto)
- Aerosoles nasales. Esta vía permite una absorción rápida del fármaco a través de la mucosa nasal. Es útil para el dolor irruptivo en pacientes con cáncer, proporcionando un alivio rápido y conveniente, aunque de muy corta duración (max 1 hora). Su uso debe ser muy controlado.
- Comprimidos Sublinguales. Se colocan debajo de la lengua, donde se disuelven y son absorbidos rápidamente. Esta forma de administración es similar a las tabletas bucales y se utiliza también para el dolor irruptivo.
Consideraciones de Seguridad
Es crucial que el fentanilo sea administrado bajo estricta supervisión médica.
La depresión respiratoria y la potencial dependencia psicológica, con el uso terapéutico, son situaciones EXCEPCIONALES. Los médicos debemos ajustar las dosis cuidadosamente y monitorear a las y los pacientes para detectar cualquier signo de efectos adversos.
En resumen, el fentanilo ofrece múltiples situaciones y vías de administración que permiten un manejo flexible y efectivo del dolor intraoperatorio o crónico, adaptándose a las necesidades específicas de cada paciente. Sin embargo, su uso debe ser cuidadosamente controlado para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos asociados.