Especialista en Aparato Digestivo de IMQ
De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, el término flato define una acumulación molesta de gases en el tubo digestivo, a veces de origen patológico. En la práctica, asociamos este término con una molestia o dolor que se localiza en la parte alta del abdomen, preferentemente izquierdo, y que con frecuencia se asocia al periodo de la digestión y a algún tipo de actividad física.
Se puede considerar como una dolencia muy frecuente y que ha sufrido gran parte de la población. En este punto, cabe advertir que se suele usar el falso mito de que son gases (de ahí el término flato o flatulencia), sin embargo, no se conoce el mecanismo exacto que lo produce.
En muchas ocasiones se justifica con la asociación de ingestas excesivas, de forma que un estómago lleno sufre tracciones en actividades como correr y andar rápido, y es menos frecuente con otro tipo de deporte que no produzca estos movimientos sobre ese órgano.
Otra teoría trata de explicarlo por la estimulación de terminaciones sensitivas de la capa más externa del estómago (peritoneo) o de la propia pared abdominal con la que roza. Finalmente, algunos especialistas lo achacan al ‘robo’ de sangre que se produce en el músculo del diafragma para dirigirla hacia el aparato digestivo y los músculos que entran en acción durante el ejercicio.
¿Cómo evitar el flato?
Lo cierto es que desde el momento en que se desconoce qué lo ocasiona, resulta difícil establecer unas normas que puedan prevenir la aparición de la dolencia. En base a las teorías manejadas, parece razonable que, en primer lugar, un reposo después de la comida pueda ayudar a que no se desarrollen estas molestias. Si no es posible disponer de este periodo de descanso, se deberían evitar las comidas muy copiosas y, especialmente, la ingesta de grandes cantidades de líquidos. Atendiendo a la práctica deportiva, se aconseja que durante la digestión éste no sea muy brusco y se beba líquido a sorbos.
Si pese a tomar estas precauciones aparece el dolor, un gesto innato lleva a presionar la zona con la mano. Esta maniobra suele dar resultado y cede en uno o dos minutos. En caso de que no sea así, se recomienda parar y, si es posible, tumbarse.
Debería consultarse en un servicio de urgencias solo si en el plazo de cinco a diez minutos no ha cedido y, sobre todo, si se acompaña de otros síntomas como lipotimia, sudoración, náuseas o vómitos. Al no tratarse de una enfermedad digestiva, los estudios diagnósticos deberían ser normales. En caso de que se repita a pesar de las medidas preventivas, se puede consultar a un especialista por si existe algún proceso abdominal oculto.