La cirugía laparoscópica aglutina el conjunto de técnicas y maniobras necesarias para realizar una intervención quirúrgica mediante la utilización de puertas de entrada de pequeño diámetro por donde se conduce el instrumental, abriendo una cavidad por medio de la introducción de gas y visualizando el campo de operación con la ayuda de una óptica conectada a una cámara de vídeo y a un monitor. Actualmente, se habla más de cirugía mínimamente invasiva. La laparoscopia se efectúa con anestesia general.
En primer lugar, se introduce gas en la cavidad abdominal o torácica para crear un espacio junto al órgano en el que es posible ver y realizar procedimientos. Se practica bien con una aguja especial o directamente con un trocar (punzón cilíndrico, con punta de tres aristas cortantes, revestido de una cánula). Cuando se llega a una presión determinada se introduce el laparoscopio en el que va la cámara.
Tras realizar una primera exploración de la zona, se procede a la inserción del instrumental quirúrgico como pinzas y tijeras. Posteriormente, se lleva a cabo la intervención prevista, teniendo en cuenta que la manipulación de los tejidos se debe hacer con sumo cuidado ya que uno de los inconvenientes de la cirugía laparoscópica es que se pierde casi completamente la sensación de tacto de los tejidos.
Ventajas de la laparoscopia
En cambio, conlleva un buen número de ventajas, entre las que destaca la reducción de la agresividad sobre la pared abdominal. Otros beneficios no menos importantes son la disminución del tiempo de hospitalización, una mejor recuperación, la reducción de las adherencias postoperatorias y una mayor estética en el resultado.
Rehabilitación multimodal
Con los avances tanto en las técnicas quirúrgicas como anestésicas, así como en los cuidados preoperatorios, se están poniendo en práctica sistemas de rehabilitación multimodal, sobre todo en la cirugía del tracto digestivo, principalmente enfocado al colon, con lo que se consigue que ésta sea más rápida.
Es un tipo de tratamiento que comienza antes de la intervención encaminado a evitar ciertas situaciones que pueden llevar a retrasar la recuperación del tránsito intestinal. Por ejemplo, un paciente intervenido de vesícula o apendicitis puede ser dado de alta a las 24 horas, tolerando dieta oral y con un dolor controlado con analgesia habitual.
Actualmente y después de años de aprendizaje e investigación, la laparoscopia se escoge para la mayoría de las intervenciones relacionadas con el aparato digestivo, algunas oncológicas, y para extirpar la vesícula. Se están introduciendo otros procedimientos más complejos, como los de hígado o páncreas, aunque lentamente por la complejidad y especialización que requieren.