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Durante el verano es típico que nos bronceemos debido a la exposición solar por lo que además de aumentar un par de tonos el color de nuestra piel, pueden aparecernos pecas o manchas de sol que nos resulten antiestéticas.
El otoño puede ser el momento perfecto para poner solución a estas manchas y prevenir de cara al año que viene posibles manchas indeseadas.
Se trata de manchas pequeñas múltiples bien definidas que aparecen en la parte superior del tronco, cuello y raíz de miembros superiores. Su color es variable, desde rosado, marrón claro a blanquecino, pueden picar y característicamente cuando se rascan se produce una leve descamación. Estas manchas se conocen como hongo de playa porque aparecen por sobrecrecimiento, por la humedad de la época estival, de la Malassezia Furfur, hongo que habita en nuestra piel. Esta infección puede resolverse espontáneamente o con jabones de ketoconazol o sulfuro de selenio combinados con antifúngicos tópicos en cremas (ciclopirox o los azoles), dejando unas manchas blancas residuales que desaparecerán cuando se vuelva a hacer un baño solar al igualarse con el tono de la piel circundante. Es importante saber que este hongo no es contagioso.
El cloasma es una hiperpigmentación adquirida en las áreas expuestas de la cara, mostrándose como manchas grandes marrones o grises. Suele aparecer en mejillas, frente y labio superior. No se sabe la causa exacta del melasma, aunque tiene una asociación hormonal, iniciándose o empeorando durante el embarazo y el uso de anticonceptivos; de igual manera, suele remitir con la menopausia. La radiación ultravioleta empeora el cuadro, por lo que en verano aumenta de tamaño o se vuelve más oscura. Y entre otros factores agravantes están medicaciones (fenitoina) y la enfermedad tiroidea.
El tratamiento para el melasma no es del todo efectivo por lo que principalmente se utiliza la prevención de daño solar con protector solar debido a que los rayos UVA y UVB inducen la formación de melanina y por tanto la hiperpigmentación. Así que la fotoprotección estricta con un SPF 50+ es nuestro mejor aliado.
Para este tipo de pigmentación se recomienda el uso de sustancias despigmentantes como el ácido azelaico, el ácido kójico, la hidroquinona, que inhibe la enzima tirosinasa, por lo que el paso de tirosina a dopa y esta a melanina se bloquea. Esta es más efectiva con otros compuestos como dexametasona —los corticoesteroides reducen la síntesis de melanina, la pigmentación e irritación– y tretinoína —reduce el efecto atrófico de los corticoides y facilita la penetración de la hidroquinona—.
Los peelings químicos por un lado, ayudan a remover el estrato córneo y acelerar la penetración de los agentes tópicos despigmentantes domiciliarios, y por otro, son despigmentantes en sí mismos al combinar activos como los retinoides, el tranexámico, el resorcinol y la arbutina que inhiben (evitan) la síntesis de melanina en diferentes puntos.
Pese a que las terapias se han modernizado, el láser se reserva para los melasmas resistentes al tratamiento debido a que existe un gran riesgo de hiperpigmentación postinflamatoria.
La inflamación de la piel por cualquier causa ya sea traumática o debido a una enfermedad cutánea, suele resolverse frecuentemente con una hipo o hiperpigmentación residual debido al freno de la melanogénesis por mecanismos inflamatorios. Las pieles más oscuras, superiores a un fototipo III, tienden a presentar estas discromías tras lesiones cutáneas. El tratamiento de estas manchas debe ser el del origen de la inflamación de la piel (la psoriasis, liquen o cualquier dermatosis que se presente). La hiperpigmentación postinflamatoria suele remitir al cabo de unos meses, aunque podemos ayudar a acelerar el proceso con productos despigmentantes tópicos domiciliarios.
Se trata también de manchas hipopigmentadas mal definidas que suelen aparecer en la cara. Es una patología típica de la infancia hasta la adolescencia, apareciendo cada verano. Frecuentemente la persona que sufre este tipo de problema tiene de base una dermatitis atópica, por lo que el tratamiento se centrará en una buena crema hidratante para evitar que se pueda desencadenar todo el fenómeno inflamatorio y por tanto, el freno de la melanogénesis posterior. La Pitiriasis Alba no tiene nada que ver con la Pitiriasis Versicolor antes nombrada. Además, suele remitir con los años, resolviéndose totalmente.
Puede que si te ha aparecido una mancha de sol o cualquier lesión en la piel quieras ponerle remedio inmediatamente sin valorar si es el momento adecuado. Muchos de los tratamientos que los dermatólogos o especialistas en dermatocosmética te van a proponer para tu problema te provocarán una irritación en la piel, que expuesta a la radiación solar, puede provocar una hiperpigmentación residual. De igual manera, las terapias con láser necesitan que tu tono de bronceado se haya reducido para ser más efectivo y evitar quemaduras en el procedimiento.
La prevención con fotoprotector solar es primordial para evitar daño agudo como las quemaduras y daño crónico como el envejecimiento prematuro de la piel, las discromías y las patologías tumorales (como los carcinomas basocelulares, epidermoides y melanomas, entre otros) o los precánceres de piel (queratosis actínicas). La radiación UV del sol produce mutaciones en el ADN celular y consecuentemente la aparición de las células tumorales que escapan a la vigilancia inmunológica cutánea deprimida por los rayos UV. El crecimiento incontrolado de las mismas generaría la aparición de los tumores.
Recuerda protegerte del sol durante cualquier época del año y acude al dermatólogo para que revise tu piel ante cualquier mancha extraña.
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