Especialista en Dermatología de IMQ
La piel atópica en bebés es una enfermedad cutánea muy frecuente y con un componente genético importante. Según la ADEA (Asociación de Familiares y Pacientes de Dermatitis Atópica) tan solo en el País Vasco hay más de 217.000 afectados por esta dolencia. En este artículo abordaremos qué es la dermatitis atópica en bebés, algunos tipos de dermatitis en bebés y todo lo que necesitas saber para tratarla.
Qué es la piel atópica y por qué puede darse en bebés
La piel atópica en bebés es una enfermedad crónica de la infancia que puede aparecer durante los primeros meses de vida. Una de las peculiaridades de la piel de estos pacientes es que genera una película protectora ineficiente. Esto provoca una mayor permeabilidad, permitiendo el paso al interior del cuerpo de sustancias que no deberían acceder.
La piel atópica en bebés se acompaña de un sistema inmunitario que reacciona de forma exagerada a los estímulos. Aunque no se trata de una enfermedad peligrosa, resulta muy aparatosa y suele asustar a los padres. Por suerte, es fácil de combatir para ayudar a nuestros pequeños a que se sientan mejor.
Tipos de dermatitis en bebés
Una de las preguntas más comunes que se plantean los progenitores es si existen diferentes tipos de dermatitis en bebés. Y así es. Las más comunes son:
- Dermatitis atópica, caracterizada por la aparición de rojeces, piel seca y en ocasiones heridas y grietas. Es frecuente que se ubique en las áreas concavas de zonas flexibles, en el cuello o en los pies.
- Dermatitis seborreica. La mayoría de lactantes la padecen y suele desaparecer a los 8 meses. Son lesiones descamativas de un color entre blanco y amarillo que se ubican en el cuero cabelludo, las pestañas, las cejas, en la parte posterior del cuello o en las orejas.
- Dermatitis de pañal. Las causas son variadas, como el uso de toallitas higiénicas para el lavado, pañales muy apretados, cambio de pañal poco frecuente o la propia composición de los pañales. Si la afección dura más de tres días puede dar lugar a una sobreinfección por el hongo cándida.
Síntomas de la piel atópica en bebés y cómo tratarla
Ahora bien, ¿cómo podemos saber si nuestro bebé tiene piel atópica? Muy fácil, debemos prestar atención a los siguientes síntomas:
- Aparición de lesiones cutáneas, como eccemas o rojeces. Esto provoca una necesidad de rascarse que, a su vez, da lugar a nuevas lesiones acompañadas en ocasiones de una sobreinfección (costras amarillas).
- Piel muy seca, hasta el punto de hacerse escamas.
- Prurito intenso por el que muchos bebés no son capaces de dormir o están siempre irritados.
- Inflamación, hinchazón o enrojecimiento continuo de las zonas afectadas.
Para tratar la piel atópica en bebés debemos cuidarla a diario y con mimo con cremas emolientes y de barrera. En caso de brotes, lo ideal es consultar con un pediatra o un dermatólogo para intensificar los cuidados. En algunas ocasiones podrá ser necesario el uso de cremas tópicas con corticoides, fármacos o antihistamínicos con los que aliviar la crisis.
Recomendaciones para evitar la piel atópica en bebés
Existe una serie de recomendaciones muy útiles para tratar de evitar la piel atópica en bebés. Las principales son:
- Eliminar aquellos factores que pueden empeorarla, como el contacto con sustancias irritantes (ciertos detergentes, suavizantes, toallitas de limpieza del pañal, tejidos de lana etc.) o los alérgenos potenciales (como el pelo de animales o el contacto con alfombras sintéticas).
- Evitar que el niño se rasque en la medida de lo posible, despistando o entreteniendo.
- Usar ropa de lino o algodón que transpire bien.
- Mantener la vivienda limpia y bien ventilada.
- Bañar al bebé con agua tibia a diario con aceite lavante y durante unos pocos minutos.
- Secar sin frotar al bebé y usar cremas hidratantes y emolientes.
Aunque la piel atópica en bebés es una dolencia que permite una vida completamente normal, su incomodidad puede llegar a resultar muy molesta. Por ello, es aconsejable acudir a tu especialista en dermatología para realizar un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado para evitar males mayores.