En las consultas de podología infantil, los problemas que más se tratan son las alteraciones en la estructura de los pies –planos, valgos, pronados y cavos–, en la posición de los dedos o las patologías relacionadas con la piel y las uñas –papilomas, hongos...–, sin olvidar las que tienen que ver con la propia marcha.
El número de diagnósticos va en aumento debido a:
- la concienciación de padres y madres, sobre todo de quienes han experimentado la importancia de tener unos pies en condiciones óptimas
- el avance de las técnicas para detectar este tipo de casos en una edad temprana.
Es a partir de la estabilización de la marcha, en torno a los tres años, cuando cualquier alteración en la estabilidad al caminar, deformidades y desgastes del calzado pueden dar la voz de alarma, así como la pasividad en el juego. En la mayoría de las ocasiones, tras la impresión de que un niño o niña es torpe o no le gusta andar se esconde una deficiencia en el aparato locomotor.
Podología infantil: importancia de las revisiones
Para poder ir valorando las diferentes etapas evolutivas y prevenir patologías del pie, sería conveniente acudir a consulta a hacer revisiones periódicas con el o la especialista en podología infantil una vez haya cierta soltura al andar y aunque no se observen alteraciones.
Pese a que a simple vista al principio parece que casi todos los niños y niñas tienen los pies planos, continúan con cierta pronación acompañada de genum varo –piernas arqueadas– y posterior valgo –rodillas en X–, que va evolucionando hasta formar la estructura definitiva. La formación de estos huesos es lenta, ya que esta extremidad tiene gran cantidad de cartílago que va osificando de forma paulatina, y es por ello que durante el desarrollo el especialista tendrá más posibilidades de hacer correcciones que puedan evitar futuras patologías en la fase adulta.
En las revisiones no solo se valoran los pies, sino también la alineación de las rodillas, la movilidad de las caderas, espalda… así como el calzado que usan. Las alteraciones de la pisada se tratarán con ejercicios adaptados, plantillas personalizadas, férulas…; la mala posición digital, con pequeñas órtesis –aparatos de silicona–, mientras que las patologías de la piel y las uñas se solventarán con la aplicación de cremas y cirugía en casos tales como uñas encarnadas de repetición, respectivamente.
El tratamiento y seguimiento de las afecciones podológicas durante la infancia puede llegar a evitar lesiones de importancia en rodilla –desgastes y fracturas de meniscos derivadas de la mala alineación de las piernas– y cadera. Incluso muchos de los dolores de espalda serían evitables con la aplicación de medidas correctoras, sobre todo en los casos de pies asimétricos.
Mª José Azkarate Pérez
Especialista en Podología de la Clínica Podológica IMQ Doña Casilda