Especialista en Pediatría de IMQ
Unas de las primeras causas de alarma entre padres y madres son los posibles accidentes o percances que puedan sufrir sus hijos. Ante estas situaciones, conviene no alarmarse y actuar con tranquilidad, siguiendo los pasos establecidos en los distintos protocolos de primeros auxilios para bebés.
A continuación, un listado de las principales causas de primeros auxilios y cómo gestionarlos.
Fiebre alta
La fiebre alta muy rara vez representa una enfermedad grave o que amenace su vida. Aunque el pequeño tenga 40ºC, normalmente no es grave si baja bien la temperatura a 37,5ºC, momento en el que el niño se muestra de nuevo activo y contento. Deberá acudir al médico para que evalúe al niño en estos tres supuestos:
- si la fiebre no le baja bien (la efectividad máxima del antitérmico se consigue entre 60-90 minutos después de haberlo administrado),
- si el efecto dura sólo dos o tres horas, ya que lo normal son seis,
- si la fiebre va a más con el transcurso de las horas y los días.
La única temperatura realmente exacta y fiable es la rectal (la más recomendable en menores de 2 años). La temperatura medida a nivel de la piel (axila, frente) es poco precisa: depende mucho del flujo sanguíneo, sudoración y posición del termómetro. La oral es bastante fiable, pero es incómoda si el termómetro no es muy rápido y también se puede ver influida por una ingesta reciente de alimentos.
Granos y manchas
Únicamente son preocupantes las petequias, hemorragias puntiformes –con puntitos rojos– que no desaparecen al presionarlas y pueden alcanzar el tamaño y aspecto de un moratón. Cuando cursan con fiebre –se deben vigilar durante 24 horas en caso de un niño con fiebre de causa no aclarada– son una urgencia hospitalaria máxima, ya que pueden representar una sepsis meningocócica que tiene una tasa alta de mortalidad o deja secuelas graves si no se trata de manera temprana.
Primeros auxilios para bebés con intoxicaciones
Por otra parte, niños y niñas suelen llevarse a la boca todo lo que encuentran, lo que aumenta el riesgo de intoxicación. Los tóxicos más frecuentes son los fármacos (casi la mitad del total), productos del hogar (algo más de un 25%), monóxido de carbono (sobre el 17%), etanol (5%) y drogas ilegales (alrededor de un 1,5%). En ciertos casos, puede ser útil tener en casa jarabe de Ipecacuana para provocar el vómito.
Es vital identificar el tóxico para pedir ayuda. Una de las recomendaciones de primeros auxilios para bebés es que, si el niño está consciente y en edad de responder, averiguar qué ha tomado, cuánto y cuándo lo ha hecho. Llamar al 112 o al Instituto de Toxicología (91 562 04 20) y ellos informarán sobre cómo actuar. No hacerle vomitar si está inconsciente, tiene convulsiones y/o quemaduras en la boca, porque puede haber tomado cáusticos o derivados del petróleo que queman las mucosas y al vomitar provocan nuevas lesiones.
Quemaduras
Lo primero que se debe hacer es enfriar las quemaduras con agua (mínimo 15 minutos) por inmersión en el lavabo o la bañera. Si esto no es posible, aplicar paños mojados sin presión ni frotación.
Nunca aplicar crema de dientes ni remedios caseros sobre la quemadura. Si han aparecido ampollas, no se deben abrir. Cuando presente costras, simplemente enfriarla y acudir a urgencias ya que es grave.
Fracturas de dientes
En caso de romperse un diente de leche no es recomendable reimplantarlo, y si se mueve mucho conviene extraerlo. Si el diente es definitivo, la consulta con el dentista es urgente (24-48 horas) en el caso de que haya fractura o esté incrustado, y muy urgente (una hora) si se ha desprendido. Siempre que se pueda se debe recolocar el diente en su sitio, una vez lavado con agua, antes de ir al dentista. Si no se puede recolocar, transportarlo en leche, suero o saliva.
Vigilar traumatismos
Finalmente, si hablamos de primeros auxilios para bebés, también tenemos que dar algunas pautas en el caso de traumatismos. En caso de un traumatismo craneal, conviene observar cómo se comporta el niño durante las siguientes 24 horas. Mientras esté durmiendo, despertarle cada tres horas. Debe poder despertarse con facilidad y ser capaz de mantenerse despierto durante unos minutos sin dificultad. Asegurarse de que habla y mueve las extremidades con normalidad. A los niños mayores, pedirles que nombren objetos conocidos.