A determinadas edades los padres nos empezamos a preguntar si nuestro hijo o hija no debería dejar de mojar la cama o controlar escapes durante el día. La enuresis, término proveniente del griego enourein y que significa “vaciar orina”, es una situación que por suerte encuentra una acogida diferente gracias al cambio, en las últimas décadas, en la actitud de padres, profesorado y sociedad.
La enuresis afecta hasta un 15% de los niños mayores de 5 años y es más frecuente en varones, hasta 2 veces más. Tiene un componente familiar importante. Así, un 43% de niños con un progenitor con antecedentes de enuresis presentará este problema. La proporción pasa hasta el 77% si ambos padres tiene historia de enuresis.
Nos deberíamos plantear consultar con nuestra o nuestro pediatra si nuestros niños mayores de 5 años presentaran las siguientes características:
- Mojen la cama o su ropa repetidamente ya sea intencional o involuntariamente.
- Esta conducta se produce al menos dos veces a la semana por tres meses consecutivos o provoque una angustia significante o limitaciones en la actividad normal.
- Aparezca aumento del número de veces que visita el servicio o la cantidad de orina que produce.
- Se queja de picor o dolor al orinar.
- Se asocie a debilidad en las extremidades.
- Esta actitud no nos parezca relacionada con ningún cambio ambiental psicológico u otros elementos evidentes que tengamos bien determinados.
Inicialmente dividiremos la enuresis según diferentes factores. Por un lado en Primaria, en la cual nunca ha habido un control efectivo de la micción, y Secundaria. En esta última hubo control adecuado durante al menos un año que posteriormente ha desaparecido total o parcialmente. Para poder encontrar la causa deberemos diferenciar entre si es sólo nocturna, sólo diurna o diurna y nocturna. Cada una de ellas tendrá orígenes y terapias diferentes.
La enuresis nocturna pura, de mayor frecuencia, va a verse favorecida por la ingesta de líquidos aumentada en las últimas horas del día, sueño profundo, vejiga de menor capacidad…
En la enuresis mixta o de predominio diurno puede tener un origen conductual, niños que olvidan ir al baño porque están jugando. También puede ser la respuesta a causas de ansiedad como el regreso al colegio, el bulling, el nacimiento de un nuevo hermano o hermana,… En algunos casos también deberemos descartar la presencia de otras causas orgánicas como puede ser la cistitis, alteraciones de la función renal, déficits neurológicos… desde la consulta de pediatría se indicará la necesidad de ulteriores estudios de laboratorio y/o imagen.
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Tratamiento de la enuresis
En la enuresis nocturna debemos individualizar la actuación acorde a la evolución del niño o la niña y el impacto familiar.
Una primera aproximación a la enuresis nocturna sería reducir la ingesta de líquidos en las horas previas al sueño. Eso incluye sopas, zumos, infusiones y verduras de hoja que acumulan agua. Restringir los azucares rápidos antes de acostarse. Despertaremos a las pocas horas de iniciado el sueño para entrenar esta conducta. Establecer un calendario marcando los días “secos” nos permitirá crear un refuerzo positivo y controlar la evolución en el tiempo. El patrón de micción diario también deberá ser tenido en cuenta, animando a visitar el servicio cada 1,5 a 2 horas como máximo. Es importante que nuestros hijos tengan acceso a beber durante todo el día para evitar exceso de ingesta de agua al final de la jornada. Sería de especial ayuda si el profesorado estuviera involucrado para favorecer estas prácticas.
La respuesta al tratamiento suelen valorarse cuantificando los episodios enuréticos en periodos de 14 días.
Alarma
Especialmente interesantes en pacientes con sueño profundo que no les permite detectar la sensación de vejiga llena. Una revisión Cochrane de 56 estudios que incluían 3257 niñas y niños concluía que esta terapia es beneficiosa. Dos tercios de los sujetos conseguían noches secas pero hasta la mitad de ellos tenían recaídas durante los siguientes 6 meses.
Fármacos
Existen varias opciones aunque la desmopresina es la preferida cuando los episodios enuréticos tienen lugar en el primer tercio de la noche o las micciones nocturnas son muy abundantes. Puede utilizarse sola o en combinación con los anteriores métodos. Siempre bajo prescripción de nuestro o nuestra pediatra.
Si tras tres meses de inicio de cualquiera de estas terapias no se producen avances satisfactorios las guías recomiendan discontinuarlas. Un fallo inicial no condiciona que esta misma medida, sola o en combinación, no pueda tener éxito meses después con una mayor maduración del desarrollo o aumento de la motivación.
El tratamiento de la enuresis secundaria de causas orgánicas y/o psicológicas tendrá otra aproximación que pueden necesitar la intervención de especialista o incluso multidisciplinar.
La enuresis en gran parte de los casos es una parte más en el proceso de maduración y evolución de muchos de nuestros hijos e hijas. Comprensión, paciencia y aliento van a ser buenos compañeros de viaje. Es en los momentos difíciles que superamos juntos cuando se crean los vínculos más fuertes y duraderos.
Dr. David Belver
Especialista en Pediatría de IMQ