Bolsas y ojeras transforman la apariencia de la cara hasta el punto de que puede llegar a convertirse en un problema estético que afecte a la autoestima de quien lo padece. De hecho, es uno de los motivos habituales en las consultas de cirugía plástica entre los 40 y 50 años.
Algunos de los factores que lo favorecen son no dormir suficientes horas, una hidratación inadecuada, la carencia de hierro o vitaminas, el estrés y la herencia genética, responsable esta última de su presencia antes de los 30 años. Además, forzar habitualmente la vista delante de un ordenador tampoco ayuda.
Las bolsas son herniaciones de parte de la grasa ubicada dentro de la órbita del ojo que al aumentar de tamaño empujan y abultan los párpados. Las ojeras, por el contrario, corresponden a la tonalidad oscura visible en la zona de transición entre el párpado inferior y la mejilla. Puede ser debida a la sombra que proyecta una bolsa palpebral o a que se transparentan los vasos sanguíneos al ser la piel del contorno de los ojos mucho más fina que la del resto de la cara.
Resultado satisfactorio
En ambos casos, el paso por el quirófano se revela como la manera más eficaz de eliminarlas siempre que no sean consecuencia de alguna patología, algo que se debe descartar previamente.
Cada vez son más las personas que se someten a algún tipo de intervención. En concreto, la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética cuantifica unas 10.000 operaciones al año. Probablemente, el motivo de este aumento es un mejor conocimiento de lo que la cirugía puede ofrecer y que el resultado obtenido es muy satisfactorio.
En la mayor parte de los procedimientos es posible el abordaje desde el interior de los párpados, consiguiendo así ocultar la cicatriz. En cuanto a las ojeras, cuando son fruto de la sombra que proyectan las bolsas, se solucionan con su eliminación. Sin embargo, si son ocasionadas por el color oscuro de la piel, lo más novedoso es la transferencia de grasa propia para dar un mayor espesor y volumen a la zona y lograr una mejor iluminación.
Retrasar la operación a veces condiciona el resultado. El mayor tamaño y la menor elasticidad de la piel, características que se van incrementando con la edad, hacen que sea más difícil obtener el resultado óptimo. Sin embargo, siempre es necesario valorar el binomio riesgo/beneficio para poder tomar la decisión más adecuada. El tratamiento es eficaz en todos los casos, y la duración de los resultados es superior a los 10 años en las bolsas y definitivo en las ojeras.