Hablamos de incontinencia urinaria cuando se pierde orina de forma involuntaria y objetiva, produciéndose esto en un momento y lugar no adecuados y en cantidad o frecuencia suficiente como para que suponga un problema higiénico, social y psíquico para la persona que la sufre, así como una posible limitación de su actividad y relación. Aunque es difícil conocer con exactitud las personas que lo padecen ya que muchas personas lo consideran como normal y no lo consultan, se sabe que aumenta con la edad.
La frecuencia es mayor en las mujeres que entre los hombres, dado que sus causas son diferentes. A partir de los 40 años aproximadamente, un 20% (14-35%) de las mujeres presentan incontinencia de orina. El pico de mayor frecuencia se sitúa entre los 50 y 60 años. A partir de los 60 años aumentan las incontinencias de urgencia y las formas mixtas.
Dentro de esta patología existen varios tipos, destaca la incontinencia de esfuerzo o de estrés, que es la más común entre las mujeres. Se produce cuando realizamos algún esfuerzo físico, como levantar peso, hacer fuerza o al reír, estornudar o toser. La causa principal es un debilitamiento de los músculos del suelo pélvico. También existe la incontinencia urinaria de urgencia, o vejiga hiperactiva. Este tipo de incontinencia consiste en la aparición de unas repentinas ganas de orinar provocando que la vejiga expulse la orina involuntariamente.
Los principales factores de riesgo en la mujer son la edad, los embarazos, el parto y la obesidad. Otros factores a tener en cuenta son la menopausia, la histerectomía y el tabaco. En el hombre, por lo general, la incontinencia de orina se debe a causas relacionadas con la cirugía de la próstata, aunque muchas veces la urgencia miccional producida por una vejiga hiperactiva también puede causarla.
Una tercera variedad es la incontinencia urinaria mixta, una combinación de los dos anteriores, de urgencia y de esfuerzo.
En ocasiones, menos frecuentemente, las causas de incontinencia pueden estar relacionadas con diversas enfermedades como cardiopatías, diabetes mellitus, enfermedad de Parkinson, esclerosis múltiple y accidentes cerebrovasculares. Por otro lado, los fármacos habitualmente no suelen causar incontinencia de orina, si bien los diuréticos aumentan la cantidad de orina.
Acudir a consulta
Se recomienda consultar con su médico cuando una persona no controla la orina y se producen las primeras pérdidas de forma persistente. Habitualmente, la mayor preocupación del paciente es que con el escape de orina se moje la ropa interior, lo que obliga a llevar compresas, pañales absorbentes, que pueden dar lugar a una higiene más laboriosa. Es un problema que afecta, y en muchas ocasiones de forma considerable.
La cirugía ha revolucionado el campo de la incontinencia
Hasta hace una década, la cirugía de la incontinencia urinaria ha tenido muy mala fama, debido a sus pobres resultados. Desde hace años, la aparición de las mallas suburetrales ha supuesto, sin embargo, una revolución, pues con una intervención poco invasiva para la colocación de estas mallas se consiguen resultados altamente satisfactorios. Y esto se puede aplicar tanto a la incontinencia del hombre como a la de la mujer. Los resultados conseguidos alcanzan un 85%.
De todas formas, como en todo tratamiento quirúrgico, es fundamental una correcta indicación dado que los resultados estarán relacionados con la adecuada selección del paciente. Para otros casos, existen tratamientos mediante fármacos o ejercicios para reforzar la zona pélvica.
Especialista en Urología de la clínica IMQ Zorrotzaurre de Bilbao