La distinción entre terrores nocturnos y pesadillas es relevante porque se deben a diferentes causas y se manifiestan en distintos períodos de la noche. Los terrores nocturnos son habituales en la infancia, se dan como episodios aislados y se observan durante las primeras horas del sueño (fase no REM) o a primeras horas de la mañana. Inciden, sobre todo, en pequeños de entre 4 y 12 años, siendo menos frecuentes que las pesadillas. Su incidencia oscila entre un 1% y un 6%, son más comunes entre los niños que entre las niñas y tienden a repetirse en diferentes miembros de la misma familia.
Con respecto a la pesadillas, son sueños ansiosos que despiertan al niño. Aunque puede presentarse durante el sueño superficial, en la mayoría de las ocasiones aparecen en la fase REM, en la segunda mitad de la noche. El fenómeno es banal y frecuente, observándose en el 5% de la población, con mayor frecuencia en la infancia, entre los 3 y 6 años.
Que un niño se despierte a mitad de la noche con pesadillas es normal. Incluso lo es si experimenta terrores nocturnos. Lo que no es tan común es que ocurra con regularidad y durante años. Algunos investigadores han concluido que las pesadillas y los terrores nocturnos, si persisten a largo plazo, están vinculados a un mayor riesgo de sufrir problemas mentales en el futuro e, incluso, pueden ser un síntoma temprano de un trastorno psicótico.
Cómo actuar ante terrores nocturnos y pesadillas en la infancia
Si el niño/a sufre terrores nocturnos no debemos despertarle. Pero sí permaneceremos a su lado para evitar que se haga daño.
En el caso de las pesadillas, tranquilizaremos al niño/a cuando despierte, haciéndole entender que ha sido solo un sueño. Esperaremos a su lado hasta que vuelva a dormirse y evitaremos llevarle a nuestra cama, ya que esto podría reforzar sus miedos.
En este sentido, adoptar unas rutinas y la calidad del sueño son clave para afrontar las pesadillas y terrores nocturnos. Los niños deben tener un descanso más regular, evitar las películas que promueven la ansiedad antes de ir a la cama y no usar dispositivos electrónicos por la noche. Es importante destacar que los problemas del sueño en la infancia empeoran el comportamiento, pues la somnolencia diurna a veces da lugar a una disminución del rendimiento académico además de irritabilidad.
¿Cuándo acudir al especialista?
- Si los episodios de terrores nocturnos duran más de 30 minutos.
- Si pesadillas y terrores nocturnos no desaparecen y empeoran con el tiempo.
- Si la angustia provocada interfiere en sus actividades cotidianas.
- Si durante los episodios de terrores nocturnos y pesadillas sufre convulsiones, rigidez o sobresaltos.
¿Cuándo empiezan a soñar los niños?
Los especialistas están de acuerdo en que no se puede hablar de los ‘sueños’ hasta que el niño domina el lenguaje y cuenta lo que recuerda. Es decir, hacia los 3 o 4 años comienzan a tener recuerdos de sus sueños, pero las historias que viven en ellos son básicas y poco sofisticadas, como si estuvieran hechas de imágenes estáticas. Además, los pequeños son más espectadores que actores. Hasta los 7 años, sus sueños son diferentes a los del adulto.
Importancia de un sueño correcto en la infancia
El sueño no solo ocupa una tercera parte de la vida, sino que influye en la mayoría de los procesos fisiológicos y psicológicos y, a su vez, es afectado por ellos. En el caso de los niños, juega un papel en el desarrollo y maduración del sistema nervioso central, sirve para memorizar y organizar nueva información y es esencial para el equilibrio psicológico. Desde un punto de vista psicoanalítico, el sueño tiene acceso al inconsciente y a lo que nos reprime y, por lo tanto, esta actividad mental alivia tensiones internas.
Dr. Juan Luis Figuerido Poulain
Especialista en Psiquiatría de IMQ