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Los tratamientos para la caída del pelo han experimentado un gran desarrollo en las últimas décadas. No en vano la caída de cabello es uno de los principales motivos de consulta en dermatología. La calvicie común o alopecia androgenética es un problema que afecta a una cuarta parte de la población masculina entre los 25 y 30 años y a más de la mitad a partir de los 50. Las causas son bien conocidas e implican presencia de hormonas masculinas y sensibilidad –genética– a éstas. Por eso, se da sólo ocasionalmente en mujeres.
La desaparición visual del cabello se debe a que con los años se va debilitando el grosor, longitud y color del pelo. Es lo que los especilistas en Dermatología llaman la miniaturización del cabello. Si miráramos con microscopio, nos daríamos cuenta de que las personas calvas tienen toda la cabeza llena de folículos con pelos en miniatura, pero imperceptibles a la vista.
Los especialistas sitúan a la herencia como uno de los factores fundamentales que contribuyen a que haya distintos grados de sensibilidad hormonal, responsable de la progresiva pérdida de fuerza del cabello. También influyen el metabolismo y algunas enfermedades como la obesidad, desequilibrios alimentarios, tuberculosis o insuficiencia renal y hepática, entre otras patologías. En la caída femenina contribuyen el estrés, el tabaco y la alimentación. Para prevenirla, las mujeres deben llevar una vida sana, con una alimentación correcta y evitar un ritmo frenético.
Existe también la alopecia cíclica. Sería una falsa caída del cabello, éstos se caen «un poco todos a la vez» y en unos tres meses vuelven a crecer. Es la popularmente conocida como caída otoñal y puede producir mucha angustia, sobre todo en mujeres de cabello largo, oscuro y a menudo rizado.
En primer lugar, es importante no obsesionarse y acudir a la consulta ante cualquier duda de que exista un problema de caída. Al paciente se le hacen las pruebas necesarias, y si se ve que no hay de qué preocuparse, mejor; en el caso de que se detecte un problema es fundamental comenzar los tratamientos cuanto antes.
En los tratamientos para la caída del pelo se ha avanzado mucho en los últimos años. Para el hombre se utilizan dos compuestos, Minoxidil –por vía tópica, directamente en el cabello– y Finasteride –en pastillas–. Dos medicamentos que han revolucionado el tratamiento y cuyos resultados comienzan a percibirse en tres meses. En la mujer, aunque suele mostrar más reticencias a tomar pastillas que modifiquen la influencia hormonal, también se aplican ambos productos, entre otros, con resultados muy positivos. La clave está en la constancia.
En cuanto al trasplante de microinjertos de la nuca a la zona superior de la cabeza, es otro de los tratamientos para la caída del pelo que ha experimentado una gran popularidad. Cuando las pastillas no funcionan, algunas personas recurren a estas intervenciones, que son costosas pero que logran una apariencia muy natural.
Una correcta alimentación es básica para que el cabello esté fuerte. La dieta debe contener un alto nivel de hierro, sobre todo en el caso de la mujer, con la ingesta de carne roja y legumbres. Y es que la anemia es uno de los factores que contribuye a la caída del cabello.
Una falsa creencia relacionada con el pelo es que lavarlo a menudo es malo. Sin embargo, los especialistas recomiendan hacerlo a menudo pero con el champú adecuado, teniendo en cuenta el tipo de cabello de cada persona (seco, graso, con caspa, etc.).
El estrés y el tabaco afectan a la caída del pelo, en especial en la mujer. También tiene un efecto negativo llevar peinados excesivamente tirantes, abusar de tintes y fijadores, así como la exposición reiterada al secador. Todas estas prácticas debilitan el cabello.
De un tiempo a esta parte, ha aparecido con gran virulencia un tipo de caída de cabello conocida por los especialistas como ‘alopecia frontal fibrosante’ y que la padece casi en exclusiva la mujer. El cabello se cae porque se produce una inflamación en el folículo, ésta cura dejando una cicatrización que impide que vuelva a crecer el pelo. Se da sobre todo en la zona de la frente, patillas y cejas.
Los especialistas en Dermartología lo consideran una epidemia mundial desde hace más de 15 años, aunque algunos especialistas dicen que ha sucedido siempre, pero que no hemos sido conscientes de su existencia. Combatirla es muy difícil aunque los dermatólogos recomiendan acudir a consulta para frenar esta caída en la medida de lo posible.
Todo indica que está relacionada con la enfermedad denominada ‘Liquen pilar’, además, muchos facultativos sospechan que tiene relación con él algún factor medioambiental y de ahí que se haya extendido con esta rapidez por todo el mundo.
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