Las parótidas son glándulas dedicadas a la generación de saliva situadas en la zona posterior de las mejillas, delante y debajo de la oreja, en la zona mandibular. En las glándulas salivares se desarrolla el mayor número de tumores de la cabeza, cada uno de ellos con sus diferentes características y comportamientos, aunque en su mayoría son benignos. El tumor de parótida más frecuente es el denominado adenoma pleomorfo o tumor mixto y el segundo más habitual es el tumor de Warthin. El primero de ellos es maligno y tiene tendencia a recidivar, en tanto que el de Warthin es multifocal en el 10% de los casos, es decir, pueden aparecer tumores en ambas parótidas a la vez pero es benigno.
El tumor de parótida no es una patología muy común. En Euskadi puede haber unos 75 casos nuevos al año, de los cuales 60 serán benignos y 15 malignos. Aunque en los últimos años esta incidencia permanece estable, lo que sí se nota es una consulta más precoz debido a la mayor concienciación de la población sobre la aparición de bultos en cualquier parte del organismo. También ha habido un incremento de las visitas al médico por la repercusión mediática que tuvo el tumor de parótida que acabó con la vida del antiguo entrenador del FC Barcelona, Tito Vilanova. Su caso hizo que muchas personas que tenían un bulto indoloro en la cara desde hacía tiempo acudieran al especialista para ver si sufrían la misma dolencia.
[slider navigation_style="arrows" custom_slider_transition="move"]
[slide]
[/slide]
[/slider]
¿Cuál es el origen del tumor de parótida?
En cuanto a su origen, no tienen una causa conocida que los provoque, aunque el tumor de Warthin está estrechamente relacionado con el consumo de tabaco. Lo curioso del caso, como se ha apuntado, es que se trata de un tumor benigno, cuando los cánceres ligados al tabaco suelen ser malignos.
No son tumores a los que haya que prestar una vigilancia especial ya que, habitualmente, los pacientes o sus allegados se dan cuenta de que les ha salido un bulto en la mejilla, que es el signo de alerta más habitual. Raramente se inicia con parálisis facial o dolor que, por lo general, son síntomas que pueden aparecer en algunos casos de forma más tardía.
En cuanto a los avances, el diagnóstico por imagen (escáner, resonancia magnética, PET...) es cada vez más preciso y ayuda a determinar la extensión del tumor de parótida. Por otra parte, las punciones anatomopatológicas sirven para concretar su tipología.
Tratamiento del tumor de parótida
El tratamiento de estos tumores es la cirugía de extirpación, cuanto antes mejor porque si crecen demasiado pueden producir alteraciones estéticas importantes, dificultar la operación y agravar el pronóstico hasta el punto de poner en peligro la vida del paciente.
Lo fundamental, antes de operar, es determinar el tipo de tumor, ya que hay muchas clases y diferentes protocolos quirúrgicos a aplicar. Es una intervención meticulosa en la que la principal dificultad que tiene que solucionar el especialista es la de preservar el nervio facial que discurre por dentro de la parótida y que da movilidad a los músculos de la cara. La radioterapia y quimioterapia juegan su papel en el caso de los tumores malignos. En los quirófanos también ha habido una evolución de los medios, como es el uso de los bisturíes ultrasónicos, que disminuyen el riesgo de hemorragia durante la intervención.
Una vez extirpados, los pacientes deben someterse a controles periódicos para valorar la aparición de recidivas o de nuevos bultos.
Dr. Luis Barbier Herrero
Especialista en Cirujía Oral y Máxilofacial de IMQ
[hs_form id="0"]