Los viajes de trabajo frecuentes alteran nuestro ritmo de vida y por tanto, afectan directamente a nuestra salud. Te contamos qué efectos negativos producen y cómo combatirlos.
Conocer nuevos países, ir de hotel en hotel, viajar en clase business, etc. El estilo de vida lujoso del que “disfrutan” las personas que viajan por trabajo, podría no ser tan suntuoso y agradable como parece.
Los viajes de trabajo tienen consecuencias fisiológicas, psicológicas, emocionales y sociales que a menudo se pasan por alto, y cuidarse llevando una vida saludable es la única solución para esta práctica irremediable.
¿Cuáles son los efectos negativos de los viajes de trabajo frecuentes?
Sistema inmunológico más débil
En un vuelo de larga distancia, todos los miembros del pasaje respiran el mismo aire concentrado en un espacio reducido. Esto significa que quienes viajan con frecuencia se exponen a los gérmenes con mayor frecuencia.
El desfase horario y el cansancio general relacionados con los viajes frecuentes de trabajo, hace que las personas obligadas a viajar frecuentemente estén menos protegidas para combatir las enfermedades, que quienes viajan en menor medida.
Exposición a altos niveles de radiación
Dado que la exposición a la radiación es cientos de veces mayor a gran altura que a nivel del suelo, quienes viajan frecuentemente se exponen a más radiación de la que se considera saludable. De hecho, con solo siete viajes de ida y vuelta de Nueva York a Tokio, por año, se supera el
límite de radiación a la que cualquier persona sin protección se pueda exponer.
Mayor riesgo de problemas de salud mental
Los viajes de trabajo frecuentes pueden causar un mayor riesgo de problemas de salud mental. La interrupción del ritmo cardiaco durante el vuelo afecta tanto el estado de ánimo, la concentración, el sueño y hasta la cordura. De hecho, el estrés acumulado por la preparación de un viaje, combinado con el jet lag, puede ocasionar la desorientación del viajero.
Mayor riesgo de obesidad
El ir de un lado a otro, comiendo de forma rápida o comidas pesadas combinadas con un aumento general del alcohol, y la falta de oportunidades para hacer ejercicio durante el viaje, se traducen en quienes viajan a menudo tiendan a estar en peor forma y tengan un mayor riesgo de obesidad.
Generalmente, en los viajes de trabajo, no se da la oportunidad de comer mucha comida fresca y saludable.
¿Cómo podemos combatir estos efectos negativos?
No te alarmes, si en tu caso te desplazas por motivos de trabajo una o dos veces cada pocos meses, estarás menos expuesto a estos riesgos para la salud. Pero no bajes la guardia y sigue nuestros consejos.
Que los hábitos saludables te acompañen en el viaje
Tener presente y no pasar por alto los efectos negativos que pueden causar los viajes de trabajo frecuentes para tu salud, puede ayudarte a mantener e incorporar los hábitos saludables en tu rutina de trabajo.
Camina durante las largas esperas en el aeropuerto
Es importante caminar, evitando las escaleras mecánicas o ascensores, en lugar de sentarse en una silla a esperar. Estos paseos combinados con un poco de música, harán que tu mente se detenga por un momento y desconectes del entorno laboral.
Programas de formación
Una práctica cada vez más frecuente, es que las empresas organicen programas de educación para la plantilla sobre el manejo del estrés y las estrategias para mejorar la dieta y la actividad durante los viajes de trabajo.
Hoteles “healthy”
Las empresas también pueden ayudar a estas prácticas saludables reservando habitaciones solo en cadenas de hoteles que tengan gimnasios y ofrezcan una dieta variada y saludable. Como última opción, salir a correr por algún parque de alrededor siempre es una buena elección.
No esperes más y comparte con tus compañeros y compañeras estos consejos. Viaja, disfruta, trabaja, recorre el mundo, pero siempre de una forma saludable y equilibrada.