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La alergia emocional es un tipo de reacción del sistema inmunitario que se manifiesta en la piel. Está relacionada con los estados de estrés y de angustia, y en muchos casos se necesitan diferentes tipos de tratamientos para evitar que las crisis se presenten nuevamente. A continuación, te informamos con más detalle sobre este asunto.
La alergia es una reacción inmunitaria desproporcionada contra un determinado alérgeno, muy específico para cada caso, que es la sustancia desencadenante. Generalmente, aparece cuando las personas susceptibles entran en contacto con el polen, los ácaros o ingieren determinados alimentos. Estas respuestas anormales pueden ser intensas y se reflejan en la piel, el sistema respiratorio o el aparato digestivo.
Sin embargo, la alergia nerviosa o emocional, también llamada dermatitis por estrés, tiene dos particularidades que la distinguen de las otras. En primer lugar, las manifestaciones son básicamente cutáneas. Además, no existe un alérgeno identificable al que se pueda atribuir el efecto desencadenante.
El mecanismo parece estar relacionado con los síntomas de la ansiedad, estado en el que activa la secreción de algunas hormonas en la glándula suprarrenal. Este órgano produce adrenalina y cortisol. Al pasar a la sangre, estimulan el sistema inmunitario y se inicia una serie de reacciones en cadena.
Como resultado, los mastocitos se activan. Estas células se encuentran cerca de los vasos sanguíneos, así como en la piel, el intestino y los pulmones. Al ser estimulados, liberan histamina, que produce prurito y extravasación de líquido desde los capilares a los tejidos. En consecuencia, se presentan los síntomas cutáneos.
Un ejemplo reciente que muestra bastante bien la generalización del estrés en la sociedad moderna es el aumento de los casos de malestar emocional que se ha documentado entre los estudiantes vascos. El Colegio Oficial de Psicología de Bizkaia, de hecho, ha propuesto al Gobierno Vasco extender la incorporación de psicólogos educativos en los centros de enseñanza, ya que solo existen en algunos.
Si observas una relación temporal entre los síntomas del estrés y las manifestaciones cutáneas, es posible que padezcas este problema. La mayoría se presentan en el cuello, las manos y la cara interna de los codos o las rodillas. Aparecen como brotes agudos seguidos de remisiones, aunque algunas veces se hacen crónicos.
• Enrojecimiento.
• Comezón generalizada.
• Manchas rojas elevadas y de bordes bien delimitados.
• Piel seca y escamosa.
• Picor en el ano.
• Insomnio debido al prurito, que se acentúa en la noche.
• Disnea, o sensación de falta de aire.
En el caso particular de la dermatitis por estrés, es necesario abordar el problema desde dos puntos de vista y, a ser posible, de manera simultánea. En las alergias más comunes, cuando los síntomas que se manifiestan en la piel y en el sistema respiratorio son causados por un alérgeno, una de las medidas fundamentales es evitar el contacto con esta sustancia.
Sin embargo, en las reacciones de origen emocional no existe el desencadenante químico, por lo que esa conducta no tiene sentido. La causa es el estrés, y aprender a controlarlo es la base del tratamiento, para que no se presenten futuras recidivas. Existen algunas recomendaciones que pueden ayudarte en este sentido:
• Enfócate en tus logros, no en lo que está pendiente.
• Suprime conscientemente las ideas obsesivas.
• Establece tus prioridades de manera realista y con base en tus necesidades.
• Mantén el contacto frecuente con personas que te proporcionen apoyo y tranquilidad.
• Haz ejercicio moderado al aire libre y de manera regular.
• Dedica tiempo a actividades relajantes y placenteras, como el yoga, la meditación, la lectura o la jardinería.
Otra medida esencial es solicitar ayuda psicológica especializada. En la actualidad, existen varios tipos de terapias psicológicas, como la cognitivo-conductual o la Gestalt. Pueden darte buenos resultados para modificar los mecanismos internos que te conducen a padecer estrés y ansiedad.
Cambiar las perspectivas y las emociones estresantes no es algo que sucederá de un día para otro. Por esa razón, es necesario que consultes con un especialista en Alergología o Dermatología, para que te prescriba el tratamiento más apropiado en tu caso, bien sea tópico o sistémico.
Las pomadas y cremas con corticoides son bastante eficaces para paliar los síntomas cutáneos. Es conveniente combinar estos productos con lociones hidratantes.
Los antihistamínicos en cápsulas o tabletas son el medicamento prescrito con más frecuencia. En algunos casos, es necesario utilizar corticoides sistémicos. En este tratamiento es muy importante que sigas las indicaciones del médico, porque pueden presentarse eventos adversos.
La alergia emocional requiere que pongas de tu parte para controlar el desencadenante fundamental, que es el estrés. Los especialistas que te hemos recomendado serán de gran ayuda, pero además es muy importante que colabores con ellos y no te automediques.
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