Unidad Materno-infantil, Ginecología y Obstetricia en IMQ Zorrotzaurre
La alimentación es un elemento clave para tu salud y la de tu futuro bebé, por ello durante el embarazo hay una serie de productos que debes evitar para asegurar su correcto desarrollo. Algunos alimentos están totalmente prohibidos, mientras que otros deben limitarse con el fin de mejorar la salud y bienestar de ambos. Te explicamos qué debes eliminar de tu dieta durante estas semanas.
Por qué hay alimentos prohibidos en el embarazo
Algunos productos alimentarios conllevan riesgos de contaminación por microorganismos, que podrían provocar enfermedades al bebé o abortos espontáneos. Aunque los riesgos son en general bajos, es importante eliminar estos alimentos como medida de prevención.
En primer lugar, debemos evitar aquellas comidas que puedan provocar listeriosis, una enfermedad causada por la bacteria listeria monocytogenes. Si bien en personas sanas los síntomas son leves, en las mujeres embarazadas puede provocar problemas graves al bebé. Otro de los riesgos a evitar es la toxoplasmosis, una enfermedad que puede aparecer al ingerir alimentos contaminados por este parásito.
Para prevenir esta contaminación, los alimentos han de estar totalmente cocinados, especialmente la carne, el pescado y los huevos, y debes pelar o limpiar bien las frutas y verduras crudas. Finalmente, aunque el consumo de pescado es muy recomendable, hay que evitar los peces de gran tamaño, puesto que podrían contener metales pesados como el mercurio.
Qué no debes comer si estás embarazada
A continuación tienes un listado con los alimentos que debes evitar en el embarazo:
- Carnes, pescados y mariscos crudos o poco cocinados, así como ahumados, marinados o fermentados (incluyendo comidas como sushi, ceviche, carpaccios o moluscos crudos). Estos alimentos se deben cocinar totalmente, asegurándonos de que están hechos también en su interior.
- Leche cruda y derivados lácteos no pasteurizados. Se deben evitar los quesos frescos, blandos (como la mozzarella o el brie) y azules en cuya etiqueta no indique de forma específica que están “preparados con leche pasteurizada”. Además, debemos eliminar siempre la corteza.
- Quesos laminados o rallados industriales. Estos productos podrían estar contaminados por listeria debido a su proceso de loncheado.
- Huevos crudos o poco hechos y productos que lo contengan. Los huevos se deben consumir totalmente cocinados y hemos de evitar todas las salsas, postres o platos elaborados con huevo crudo, como mayonesa, merengue, tiramisú o helados caseros, entre otros.
- Embutidos, productos cárnicos curados, carnes procesadas y patés.
- Vegetales crudos que no estén desinfectados previamente, también las ensaladas preparadas en bolsa. Para limpiarlos, sumérgelos durante 10 minutos en agua con un poco de lejía apta para la desinfección de agua de bebida (1 cucharadita de café por cada litro de agua). Después, enjuágalos bien con agua fresca.
- Brotes crudos como la soja o la alfalfa.
- Pescados de gran tamaño como el tiburón, atún, pez espada, caballa y panga. Estas especies podrían contener altos niveles de metales pesados.
- Sándwiches envasados y productos preparados que tengan vegetales, huevo, carne, fiambres o pescado.
- Zumos preparados que no estén pasteurizados.
Medidas de higiene a la hora de cocinar
En la preparación y conservación de los alimentos, también hay ciertas precauciones que has de tener en cuenta para evitar su posible contaminación:
- Lávate siempre las manos antes y después de manipular los alimentos, al menos durante 20 segundos.
- Limpia y desinfecta los utensilios de cocina que hayan estado en contacto con cualquier alimento crudo.
- Guarda los alimentos cocinados en la nevera el menor tiempo posible, en envases cerrados y lejos de alimentos crudos o quesos.
- Respeta siempre la fecha de caducidad de los alimentos.
- Asegúrate de que el frigorífico mantiene los alimentos a 4 grados o menos.
Alimentos que debes limitar en el embarazo
Una alimentación equilibrada, variada y completa es esencial para cubrir tus necesidades y las de tu bebé. Para conseguirlo, es muy aconsejable reducir el consumo de alimentos altos en grasas saturadas, sal y azúcar, puesto que pueden conllevar un aumento de peso y problemas cardiovasculares.
Las grasas saturadas están presentes sobre todo en la carne roja, los productos cárnicos procesados y la bollería industrial, así como en muchos platos precocinados y aperitivos fritos. Evita el consumo de estos alimentos y sustitúyelos por alimentos frescos que puedas cocinar en casa de forma más saludable.
El azúcar es un aditivo que contienen muchos más alimentos de los que pensamos. Está presente en los postres, zumos y refrescos, así como en salsas y productos procesados, así que es importante consultar la etiqueta de los alimentos a la hora de hacer la compra y optar por aquellos bajos en azúcares. Un consumo excesivo, además, puede incrementar las náuseas.
Finalmente, la sal es otro ingrediente a reducir, puesto que generalmente la consumimos en cantidades mucho más altas de las recomendadas: con una cucharadita de café al día es suficiente. Para ello, evita los platos con un alto contenido en sal y busca sustitutivos para dar sabor a las comidas, como el limón, las hierbas aromáticas y las especias. En casa, utiliza siempre sal yodada puesto que así obtendrás el aporte de yodo necesario.