Los trastornos alimentarios, también llamados TCA por sus siglas trastornos de la conducta alimentaria, afectan en torno a un 4% de la población, incidiendo más en las mujeres de entre los 12 y los 21 años, aunque en los últimos años ha aumentado la incidencia en la población masculina. Anorexia y bulimia son los trastornos de alimentación más frecuentes y precisan un abordaje multidisciplinar dada la complejidad de los mismos. Los trastornos alimentarios se caracterizan por alteraciones graves de la conducta alimentaria.
Los pacientes que sufren estos trastornos presentan alteraciones psicológicas que van desde la distorsión de su imagen corporal hasta conductas autodestructivas como provocarse vómitos, ingesta de laxantes, etc.
Asimismo, los trastornos de la conducta alimentaria van siempre acompañados de distinto grado de deterioro médico: alteraciones del peso y del hemograma. Junto con la anorexia y bulimia, hay que tener en cuenta el trastorno por atracón, y los TANE( Trastornos de alimentación no específicos).
Dentro de los trastornos alimentarios más frecuentes, la bulimia se caracteriza por periodos de ingesta excesiva de alimentos y los consecuentes comportamientos para compensar la ingesta, que pueden ser vómitos o la utilización de productos laxantes o diuréticos, entre otros.
Los trastornos por atracón, y el síndrome del comedor nocturno (incluido dentro de los TANE), son los que predominan en los pacientes obesos.
La obesidad, cómo síntoma, también puede llegar a englobarse dentro de los trastornos alimentarios, ya que en muchas ocasiones la persona intenta paliar su malestar con la comida.
Los trastornos alimentarios no tienen una única causa, sino que pueden ser multifactoriales. Estas causas engloban factores biológicos, sociales, familiares, interpersonales y de la propia personalidad que pueden influir en el desarrollo de trastornos alimentarios.
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¿Cómo detectar los trastornos alimentarios?
Los trastornos alimentarios más frecuentes, como la anorexia y bulimia, suelen presentar una serie de conductas que pueden ayudar a detectar un posible desorden alimenticio. Algunas de ellas son:
En anorexia y bulimia y el resto de trastornos de la conducta alimentaria, la detección precoz por parte del entorno familiar y social es fundamental para poder llevar a cabo un tratamiento temprano. Siempre que se observe alguna de estas señales de forma repentina y sin causa previa aparente, se debe acudir a la consulta de un profesional que evaluará el caso.
Los trastornos alimentarios evidencian a través de la conducta alimentaria un malestar emocional más profundo, por tanto es necesaria una intervención médica especializada que debe evaluar, diagnosticar y recurrir al tratamiento correspondiente.
Los pasos a seguir en la evaluación de estos trastornos son los siguientes:
Existen varios tipos de tratamientos para los trastornos alimentarios como anorexia y bulimia. Según el caso de cada paciente y dependiendo de la gravedad del caso, el tratamiento puede ir desde la terapia psicológica conductual con una periodicidad que establecerá el profesional, la combinación del tratamiento psicológico con tratamientos farmacológicos, tratamiento multidisciplinar en hospital de día, hasta el ingreso del paciente en los casos más graves.
La detección temprana de los trastornos alimentarios es clave para que se resuelvan con éxito y evitar que se agraven.
La gravedad de estas patologías hace que en algunas ocasiones la persona afectada ponga en riesgo su propia integridad física. La atención intensiva y precoz de anorexia y bulimia puede mejorar su pronóstico por lo que es necesario actuar cuanto antes. En ese sentido, IMQ-AMSA desarrolla un programa específico que incluye atención psicológica ambulatoria, hospitalaria, médica y psiquiátrica.
Psicóloga especializada en trastornos de la alimentación de IMQ AMSA
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