Mucha gente circunscribe la práctica del ciclismo a la época veraniega y, más en concreto, a las vacaciones, pero lo cierto es que son muchos los beneficios de montar en bici para nuestro organismo, desde el corazón hasta los músculos de piernas y espalda.
Pedalear sobre una bicicleta es quizá uno de los deportes más saludables desde muchos puntos de vista y es una lástima que la mayoría piense que sólo se puede practicar en verano. Lo ideal es mantenerlo durante todo el año: en los meses en que no se puede salir a la calle por las inclemencias del tiempo, la bicicleta estática o el rodillo son un buen sustitutivo que nos permite mantenernos en forma y conservar los beneficios de montar en bici.
De hecho, pedalear sobre dos ruedas nos puede aportar mucho. En primer lugar, cardiovascularmente, la práctica moderada de ciclismo ayuda a mantener en forma el corazón y a controlar la tensión arterial.
En segundo lugar, como cualquier ejercicio físico, permite controlar el peso y adelgazar; además, es bueno para mantener la movilidad de las piernas, tanto de caderas como de rodillas, para potenciar su musculatura e, incluso, mejora los efectos de la artrosis de las rodillas.
Asimismo, entre los beneficios de montar en bici de forma regular se encuentra también la tonificación y mejora de la musculatura de la espalda y los brazos. Hasta se puede decir que es bueno para nuestro bolsillo y para el medio ambiente, ya que si nos desplazamos en bicicleta en lugar de en coche ahorramos y contaminamos menos.
Así pues, una vez que hemos decidido comenzar a pedalear, lo primero que debemos hacer es asegurarnos de que contamos con todo lo necesario. Por un lado, el equipamiento (bicicleta, ropa, casco, zapatillas y un pulsómetro). Lo mejor es acudir a una tienda especializada donde nos recomienden qué tipo de bicicleta y modelo son los más adecuados a nuestras necesidades, gustos y al uso que vamos a realizar.
Es importante que la talla sea la adecuada para evitar lesiones y que nos indiquen la posición en la que debemos llevar sillín y manillar para ir cómodos, no correr el riesgo de sufrir lesiones y obtener todos los beneficios de montar en bici. A su vez, saber que no siempre lo más caro es lo que necesitamos. Lo mismo ocurre con la ropa, habrá que elegir aquella que se adecúe a la práctica que vamos a efectuar y al tiempo que estaremos sobre la bicicleta.
Importancia del reconocimiento médico
En segundo lugar, hay que asegurarse de que tenemos un correcto estado de salud. Los centros especializados en medicina deportiva hacen reconocimientos completos con una prueba de esfuerzo que indica no sólo si la situación física es óptima, sino también los ritmos y tiempos adecuados a los que debemos empezar junto con cómo tenemos que ir aumentándolos en tiempo y dureza para que sean adecuados. El objetivo es mejorar nuestra forma física, pero sin correr el riesgo de sufrir lesiones. A este respecto, no hay que creer que las pruebas de esfuerzo son sólo para los que practican mucho deporte, cualquier persona puede someterse a ellas para comprobar su estado de salud y, principalmente, el de su corazón.
Principales beneficios de montar en bici
El colesterol LDL (“malo”) a la baja. Mover los músculos conlleva que los vasos sanguíneos se conserven flexibles y tengan menos posibilidades de calcificarse.
El riesgo de infarto se reduce. Con el ejercicio del pedaleo, el ritmo cardiaco máximo aumenta y la presión arterial disminuye. El corazón trabaja economizando.
Mejoran los dolores de espalda. Muchos dolores de espalda provienen de la inactividad, que hace que se reduzca la nutrición de los discos intervertebrales. Cuando se adopta la postura óptima en el sillín, con el torso ligeramente inclinado hacia delante, la musculatura de la espalda está bajo tensión y se ve obligada a estabilizar el tronco.
Fortalece la zona lumbar. Los movimientos regulares de las piernas ayudan a mantener la columna protegida de vibraciones y golpes.
Las rodillas están protegidas. A diferencia de las actividades en las que hay golpeo, como los saltos o la carrera a pie, en la bicicleta del 70 al 80% del peso del cuerpo recae sobre el sillín, por lo que las articulaciones no soportan cargas elevadas.
Consejos en marcha
Los esfuerzos moderados refuerzan el sistema inmune, mientras que los de intensidad máxima lo debilitan. Algunos factores de riesgo (frío, estrés, poco sueño…) desaconsejan aquellos muy intensos hasta que el organismo se recupere.
Quienes comienzan a andar en bici deben rodar, al principio, a ritmos suaves y mantenidos para ir mejorando el fondo físico. Después se recomienda un trabajo de intervalos, con cambios de ritmo frecuentes./p>
Hay que evitar los desarrollos muy duros para no dañar las rodillas.
La importancia de la hidratación y alimentación
Una vez puestos en marcha, es importante tener cuidado con la hidratación y la alimentación. Los días de mucho calor hay que evitar las horas centrales del día porque la deshidratación se produce muy rápidamente y puede tener graves consecuencias.
Tratar siempre de llevar agua en el botellín e ir bebiendo regularmente, así como comer algo de vez en cuando para esquivar las temidas pájaras. Por último, al llegar a casa es importante sobre todo rehidratarse y hacer unos estiramientos para que el cuerpo se recupere rápidamente.
Infancia y tercera edad, más cuidado
En los casos de los niños y los ancianos hay que tener aún más precauciones con el calor y la fatiga, ya que les afecta más que al resto. No conviene hacer demasiados kilómetros sin la preparación adecuada. Inicialmente, para cualquier aficionado a la bicicleta, los recorridos han de ser cortos y no demasiado intensos. Después, con mejor forma física, se pueden hacer más largos o incluir subidas.
Dr. Pablo Aranda
Especialista en Medicina Deportiva de IMQ