Especialista en Ginecología de IMQ
Cuando una mujer se detecta un bulto en el pecho, lo primero que suele pensar es que se trata de un cáncer de mama. Es una reacción lógica, y es cierto que siempre debemos estar atentos a los cambios en nuestro cuerpo que nos puedan indicar que hay un problema y acudir al especialista para realizar una valoración adecuada. Sin embargo, es importante conocer que la mayoría de las veces estos bultos no son sinónimo de cáncer, tratándose de lesiones benignas.
Especialmente en mujeres de edad fértil (aproximadamente entre los 18 y los 40 años) es muy habitual la aparición de bultos, sobre todo ligados al ciclo menstrual. En la mayor parte de los casos ni siquiera es necesario su tratamiento, puesto que suelen desaparecer por sí mismos. Si aparecen en personas de más edad, es más probable que haya algún problema, aunque tampoco tiene por qué ser así.
Lo más importante si detectamos un bulto sospechoso en la mama, es consultar con nuestro médico cuanto antes, ya que en el caso de que se tratase de un cáncer, la rápida detección es fundamental para conseguir un buen pronóstico de la enfermedad.
Tipos de bultos en el pecho y sus causas
A continuación vamos a hablar de otras causas, además del cáncer, que provocan la aparición de bultomas en la mama.
1. Quistes mamarios
Los quistes mamarios son una de las causas más comunes de consulta. Son lesiones redondeadas que se forman cuando un conducto de leche se dilata y se llena de líquido. Su frecuencia aumenta a partir de los 35 años, alcanzando una incidencia máxima entre los 40 y 50 años.
Su manifestación clínica más frecuente es la autopalpación de un bulto que aparece de forma súbita y es algo doloroso. Se caracterizan por ser redondos, algo móviles y de paredes lisas. Están influidos por los cambios hormonales, por ello lo más habitual es que aparezcan antes de la menstruación y se hagan más pequeños o desaparezcan solos después de la regla.
En la mayoría de los casos no requieren tratamiento. Pero en ocasiones si se hacen grandes pueden llegar a ser molestos, porque provocan presión en el tejido mamario circundante, pudiendo producir dolor, por lo que a veces es necesario puncionarlos para drenar el líquido y así aliviar la sintomatología.
Si parte del quiste tiene forma sólida o firme, o no desaparece tras la menstruación puede que sea algo más que un quiste y, por lo tanto, mejor consultar con el especialista.
2. Cambios fibroquisticos
La mastopatía fibroquística hace que la mama sea más sensible con zonas de bultos o áreas rugosas. Estos cambios están relacionados con el ciclo menstrual y tienden a mejorar después de la menstruación.
Por lo general, no requiere tratamiento médico. Ciertas medidas como el uso de sujetadores adecuados en cuanto a forma y tamaño, que garanticen un soporte adecuado del pecho, y la reducción del consumo de alimentos que contienen metilxantinas (café, chocolate, té) y grasas, junto con la incorporación del consumo de vitamina E, B1 y B6 pueden ayudar a mejorar la sintomatología.
3. Necrosis grasa
Tras un traumatismo (lesión del cinturón de seguridad, tras una biopsia de mama o cirugía mamaria) se produce una inflamación y fibrosis que puede causar la aparición de un bulto doloroso en la mama, que se conoce como necrosis grasa.
4. Infecciones
Las infecciones o mastitis también son causa de dolor, enrojecimiento de la piel y aparición de un bulto en la mama. Normalmente se dan en los periodos de lactancia, pero su aparición fuera de la misma también es posible pudiendo complicarse con la formación de abscesos, que son bultos muy dolorosos provocados cuando se acumula el líquido infectado en el tejido mamario.
5. Fibroadenomas
Los fibroadenomas son tumores sólidos de la mama muy frecuentes, sobre todo en adolescentes y mujeres jóvenes, aunque puede aparecer a cualquier edad.
En la mayoría de los casos se presenta como un nódulo único bien delimitado, móvil y no doloroso. Aunque hasta en el 10-20% de los casos pueden ser múltiples y/o aparecer en ambas mamas.
Siempre ante cualquier nódulo solido de nueva a aparición se debe ser prudente y descartar que no se trate de un tumor maligno. Por ello, aunque la exploración sea sugestiva de tratarse de un fibroadenoma, siempre se debe complementar con alguna prueba de imagen ecografía de mama y/o mamografía y eventual biopsia guiada para confirmar su naturaleza benigna.
Por lo general, se pueden controlar y se suelen extirpan en aquellos casos en los que haya un crecimiento o bien generen dolor, alteración estética o preocupación a la paciente.
6. Lipoma
Un lipoma es un bulto blando, no cancerosos que se puede mover generalmente. No causa dolor. Se trata de un tumor graso benigno.
7. Papilomas intraductales
Los papilomas intraductales son lesiones benignas que se originan en los conductos de la mama. La clínica que dan suele ser la secreción por el pezón, en muchas ocasiones de aspecto hemorrágico (secreción con sangre). Se recomienda su extirpación y biopsia para descartar patología maligna.
8. Cáncer de mama
La aparición de un bulto en mama no doloroso, duro y de contorno irregular o mal definido es un nódulo sospechoso que obliga a descartar un cáncer de mama. El cáncer de mama no suele doler, de hecho, en menos del 2-7% de los casos de cáncer de mama la manifestación clínica es el dolor, especialmente en etapas iniciales de la enfermedad.
Además es importante prestar atención a otros cambios visibles en la mama, como la aparición de hoyuelos, depresiones o rojeces en la piel, cambios en el tamaño o forma de la mama o la secreción de líquido por el pezón.
La importancia de la autoexploración de mamas
La autoexploración mamaria permite que la paciente conozca mejor sus mamas. Es fundamental conocerse, para poder detectar cambios en nuestro cuerpo. La autoexploración mamaria debe ser un procedimiento rutinario, que se lleve a cabo con cierta frecuencia, preferiblemente durante la semana posterior a la menstruación. En caso de mujeres menopaúsicas es recomendable elegir un día al mes para hacerlo. Apenas se requieren unos minutos para realizarla. Aquí te dejamos todo lo que necesitas saber para hacerte una autoexploración mamaria.
Siempre se suele recomendar prestar más atención a las mamas a partir de los 40 años, pero lo cierto es que el reconocimiento mamario debería formar parte del control ginecológico regular.
Todas las mujeres deben realizarse la autoexploracion mamaria, pero sobre todo adquiere mayor relevancia en aquellas con antecedentes familiares de cáncer de mama o en pacientes portadoras de variantes patogénicas BRCA1/2.
La autoexploración de las mamas es un método de detección útil y esencial, especialmente si se la combina con mamografías y exploraciones físicas regulares llevadas a cabo por especialistas. Gracias a ella se pueden detectar signos de alarma como bultos, retracción del pezón, o cambios de la forma, tamaño o coloración de la mama.
¿Qué hacer si te notas un bulto en el pecho? Tipos de bultos en el pecho
Como hemos visto, los bultos en el pecho pueden tener diferentes formas y manifestarse de diferentes maneras. El tejido mamario es de por sí fibroso, de consistencia variable, por lo que al palpar los senos éstos pueden presentarse sensibles y algo dolorosos con zonas abultadas que es probable que desaparezcan con el periodo menstrual.
Cuando localicemos bultos en el pecho, tenemos que mirar si se trata de:
- Bultos redondos y lisos, como si fuera una bola algo dolorosos a la palpación (probablemente se trate de un quiste).
- Bultos sólidos que se pueden mover por debajo de la piel, no dolorosos (puede ser un fibroadenoma).
- Bultos duros, poco móviles y de forma irregular. Podría tratarse de un tumor maligno, especialmente si van acompañados de cambios en la forma de la mama, la piel y el pezón.
- Nos debemos fijar en la forma y tamaño de las mamas: observar si una de las mamas tiene una forma distinta o es de diferente tamaño.
- Fijarnos en si la piel presenta hoyuelos con forma de piel de naranja y/o se encuentra irritada, con rojeces. Observar si existen cambios en la textura, sobre todo alrededor del pezón.
- Debemos valorar si hay cambios de forma en el pezón, especialmente si se invierte o aplana de repente y si existe secreción de líquido por el mismo.
- La detección precoz del cáncer de mama es fundamental para conseguir la curación de esta enfermedad, y en ella, a parte de las mamografías, la autoexploración mamaria es una herramienta esencial.
Recuerda mantener un control rutinario para detectar bultos en el pecho y no dudes en consultar a tu especialista ante cualquier sospecha o anomalía.