Especialista en Oftalmología de IMQ
Las nuevas técnicas de cirugía refractiva solucionan problemas visuales que afectan a una parte importante de la población. En nuestro entorno, una de cada cuatro personas es miope, es decir, ve bien de cerca pero mal de lejos; mientras que algo más de la mitad de la población es hipermétrope, justo el efecto contrario.
La razón que explica esta diferencia se debe a que el rango de niños de hasta 10 años afectados es muy elevado ya que el ojo es muy pequeño –con una visión corta que falta por desarrollar– y, por lo tanto, hipermétrope. Por último, aproximadamente, el 45% de las personas que necesitan graduación padecen también astigmatismo, esto es, una visión borrosa tanto de cerca como de lejos.
Añadir que en los últimos tiempos se ha constatado un aumento de los defectos refractivos. Además de por un mayor control de salud ocular –revisiones escolares y más control en personas con antecedentes familiares–, está motivado por los efectos que tiene para la visión el uso de ordenadores, teléfonos y otros dispositivos electrónicos.
Asimismo, está demostrado que cuanto más aumenta el nivel de educación la miopía es más frecuente. Un estudio ha constatado que el 53% de los graduados universitarios eran miopes, frente al 35% de los graduados en Secundaria y el 24% de las personas sin estudios de Secundaria.
En cuanto a las señales que pueden alertar de que algo ocurre, las más frecuentes son que los niños miopes se acercan demasiado a los objetos, entrecierran los ojos y refieren ver mal la pizarra. En los hipermétropes puede ser una falta de rendimiento escolar o dolores de cabeza. En el caso del astigmatismo, una mala agudeza visual y también dolor de cabeza.
La mayoría de los niños que padecen miopía lo hacen a partir de los 6 años, aumentando las dioptrías hasta los 11 y luego de forma intermitente hasta los 20 años de edad, en la que suele estabilizarse. También hay factores genéticos que provocarán que el tamaño y la forma de los ojos sean parecidos a los de sus congéneres, lo que puede provocar los mismos errores de refracción. La presbicia o vista cansada llega a partir de los 45 años aproximadamente.
Cirugía refractiva de última generación
La aparición en el mercado de nuevos tipos de láser para el tratamiento de las distintas deficiencias visuales, así como novedosas técnicas, está logrando que sea posible actuar sobre defectos cuya corrección antes ni se planteaba.
En la actualidad, los tratamientos quirúrgicos mediante la cirugía refractiva se dividen en tres grupos: el láser, para los tres errores de visión, actúa sobre la córnea modificándola (PRK, Lasik, Lasek y Smile). En estos momentos, y dependiendo del grosor de la córnea, se realizan hasta una graduación aproximada de 8-10 dioptrías de miopia, y en la hipermetropía y el astigmatismo hasta 4.
Para más dioptrías, se usan las lentes fáquicas, que consiste en introducir dentro del ojo una lente para compensar grandes errores de refracción sin modificar la córnea ni extraer el cristalino. Por último, la lensectomía refractiva es una técnica por la que se extrae el cristalino y se implanta una lente intraocular. Esta siempre se lleva a cabo en pacientes mayores de 50 años y de esta manera se aprovecha para compensar también su presbicia.
El éxito de este tipo de cirugía depende del grado de corrección óptica, alcanzando prácticamente el 100% en bajas graduaciones y disminuyendo algo en aquellas muy altas. Los resultados son mejores en la miopía que en la hipermetropía y el astigmatismo. Con el paso de los años, las complicaciones en todas estas intervenciones se han minimizado por las nuevas técnicas, que han acortado el tiempo de intervención y el uso de nuevos antibióticos que mejoran la recuperación.