Especialista en Ginecología y Obstetricia de IMQ
La cistitis hace referencia a la inflamación de la vejiga urinaria y, la mayoría de las veces está causada por una infección bacteriana. Con menor frecuencia, puede estar causada por una reacción a ciertos fármacos, secundaria a la radioterapia o al uso de catéteres, como complicación de otra enfermedad o como consecuencia del uso de ciertos irritantes potenciales (aerosoles para la higiene femenina, geles espermicidas).
Las mujeres están más expuestas a padecer infecciones y reinfecciones de las vías urinarias por la particular anatomía de dicha área, con una uretra más corta, lo que hace que los patógenos alcancen con mayor facilidad la vejiga. Este riesgo se incrementa, además, en los siguientes casos:
- Vida sexual activa: durante las relaciones sexuales se movilizan las bacterias que pueden alcanzar la uretra.
- Usuarias de determinados tipos de métodos anticonceptivos, como los diafragmas y, particularmente, aquellos conteniendo agentes espermicidas.
- Embarazo: como consecuencia de los cambios hormonales que se originan durante la gestación.
- Durante el climaterio: como consecuencia de la alteración hormonal propia de esta etapa de la vida de la mujer y como parte del síndrome urogenital de la menopausia.
- Alteraciones en el flujo o vaciado de la orina por la presencia de litiasis (cálculos o piedras) vesicales o alteraciones del suelo pélvico.
- Patologías que afectan al sistema inmunitario: como la diabetes, infección por VIH, tratamientos oncológicos o inmunosupresores.
Síntomas de la cistitis
Algunos de los signos y síntomas que puede producir la cistitis son:
- Necesidad imperiosa y constante de orinar.
- Micción frecuente y en pequeñas cantidades.
- Sensación de ardor/escozor al orinar.
- Presencia de sangre (hematuria) o pus (piuria) en la orina.
- Orina de aspecto turbio y con olor fuerte.
- Molestias/dolor pélvico
- Sensación de presión en la parte inferior del abdomen/suprapúbica.
- Fiebre o, más frecuentemente, febrícula.
- Episodios de escapes de orina accidentales durante el día en niñas pequeñas.
Cistitis en verano, ¿es más frecuente?
Son muchas las personas que creen que el baño en playas o piscinas puede provocar cistitis. Es cierto que el agua de lugares públicos como playas, piscinas, ríos o pantanos puede contener patógenos pero el simple hecho de bañarse en estos lugares no provoca la infección por cistitis.
La mayoría de las bacterias patógenas humanas, como la Escherichia coli en la cistitis (bacteria más frecuente causante de este proceso), proliferan en ambientes húmedos y con temperaturas de entre 35º y 45ºC. Por ello, las temperaturas del verano y mantener la zona íntima húmeda al quedarse el bañador mojado durante mucho tiempo son factores que favorecen la irritación del área genital y aparición de infecciones urinarias.
Por lo tanto, es importante evitar estos factores predisponentes con unas adecuadas medidas de cuidados íntimos, tomando una ducha con agua corriente y cambiando la ropa de baño húmeda por otra seca.
Precauciones y tratamiento
El tratamiento debe basarse en la causa que esté originando el proceso inflamatorio de la vejiga urinaria. Si existiera una alteración del suelo pélvico, deberá ser corregida para reducir la incidencia de estas infecciones. Si formara parte del síndrome urogenital del climaterio, podrán utilizarse tratamientos hormonales y no hormonales por vía local o sistémica (oral o transdérmica). En cualquier caso, es fundamental identificar el patógeno causante de la infección para administrar el tratamiento antibiótico/antiséptico adecuado, para lo que se realizará un urocultivo. En ocasiones, el tratamiento médico puede prolongarse durante largo tiempo, como en las infecciones secundarias a las relaciones sexuales, para resolver la infección.
Con mucha frecuencia se recomienda la utilización de los jugos de arándanos o los preparados en comprimidos, sobres o tabletas que contienen proantiaciananos para reducir el riesgo de sufrir infecciones o reinfecciones de vejiga. Sin embargo, aunque algunos estudios demostraron cierto beneficio, los trabajos realizados con mayor número de pacientes no obtuvieron beneficios significativos.
De igual manera, suelen recomendarse ciertas medidas para prevenir la cistitis y, aunque ninguna de ellas ha sido objeto de estudio adecuadamente diseñado, entre ellas se incluyen:
- Ingesta abundante de líquidos, preferiblemente agua.
- Orinar con frecuencia, evitando demorar ir al baño cuando surge la necesidad.
- Correctos hábitos de higiene y cuidados del área genital: lavarse las manos antes y después de utilizar el W.C., secarse de delante hacia atrás tras la micción o la defecación, hacer uso de la ducha en lugar del baño, vaciar la vejiga tras las relaciones sexuales lo antes posible, evitar el uso de aerosoles o productos agresivos para la higiene personal, etc.
Como productos para la higiene íntima se recomienda aquellos con pH neutro y sin perfumes puesto que el uso de geles o productos no específicos puede alterar el pH de la zona genital.
Frecuencia de la cistitis en mujeres
El 37% de las mujeres sufre al menos un episodio de cistitis durante su vida y, de ellas, el 20% presentan un nuevo episodio en los dos meses siguientes debido a diferentes factores (resistencia del germen al antibiótico, hábitos de higiene inadecuados, etc). El 12% de estas mujeres presentarán más de dos episodios al año de estas infecciones constituyendo lo que se denominan cistitis de repetición. La máxima incidencia se observa entre los 18 y los 39 años, coincidiendo con la edad de máxima actividad sexual en la mujer.
En la premenopausia entre el 50 y 60% de las mujeres sufre algún episodio de infección del tracto urinario, siendo el 90% de ellas cistitis. Del 10 al 15% de las mujeres mayores de 60 años sufren frecuentes infecciones urinarias, siendo mayoritariamente cistitis.