Para realizar la mayoría de las operaciones de corazón es preciso detener el latido cardíaco, dado que si esto ocurriese de forma no controlada el paciente moriría al no recibir sus órganos el riego sanguíneo. Un dispositivo tecnológico se encarga de hacer circular la sangre durante las intervenciones quirúrgicas en las que es necesario parar el corazón. Extrae la sangre que llega a éste, la oxigena como harían los pulmones y la devuelve al cuerpo con la ayuda de una bomba impulsora. Una vez concluida la intervención, que suele durar entre cuatro y cinco horas, se restablece el pulso mediante una desfibrilación eléctrica y el corazón y los pulmones vuelven a funcionar por sí solos.
La circulación extra corpórea está indicada para casi todas las enfermedades cardíacas que precisan una solución quirúrgica, como la cirugía valvular, coronaria, de aorta o el trasplante de corazón. En cambio, se descarta para algunos bypasses que pueden ser realizados sin detener el corazón, en casi todas las patologías del pericardio, implantes de marcapasos o en algunas operaciones de arritmias. Cabe señalar que se trata de un procedimiento habitual, ya que se lleva a cabo cinco o seis veces al día en Euskadi. Cada año, en la Unidad de Cirugía Extra corpórea de la Clínica IMQ Zorrotzaurre se practican un centenar de intervenciones con excelentes resultados.
En este sentido, es cierto que muchas de las operaciones, sobre todo coronarias, que se hacían hace dos décadas de esta manera han sido sustituidas por el tratamiento endovascular con implante de stent.
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Calibrar los riesgos
En cuanto al porcentaje de éxito, varía mucho dependiendo del tipo de pacientes. A todos ellos se les somete a una valoración en base a una serie de factores. Esta tabulación se llama Euroscore y mide el riesgo de muerte que tiene la persona que va a ser intervenida. Ante la misma operación, la mortalidad según este indicador puede variar del 1% al 25% en función de factores como la edad, enfermedades asociadas de otros órganos, etc.
La mortalidad media con esta técnica en nuestro entorno, según Euroscore, es de entre el 7 y el 8%. Es importante recalcar que todas estas intervenciones son de alto riesgo. Precisan, por supuesto, de anestesia general e ingreso un día antes de la operación. Además, se necesitan dos o tres días de estancia en la UCI tras la misma y otros cuatro o cinco en planta. El paciente puede empezar a salir a la calle desde el mismo día del alta, si bien con las lógicas limitaciones, al principio, que progresivamente irán desapareciendo.
Especialista en Angiología y Cirugía Cardiovascular de la Clínica IMQ Zorrotzaurre