El uso intensivo de las pantallas durante el confinamiento por la alerta sanitaria de la COVID-19 ha sometido a nuestros ojos a un esfuerzo que puede derivar en varias alteraciones oculares. El confinamiento nos ha mantenido pegados a las pantallas mañana, tarde y noche. Televisión, ordenador, tablet y móvil, tanto por trabajo como por ocio, han podido hacer más llevadera esta excepcional crisis sanitaria, pero implican ciertos riesgos a nivel visual que poco a poco han podido ir apareciendo. Se pasó en pocas semanas de un probable buen uso al abuso.
El aumento de esta exposición tiene efectos secundarios en los ojos, la mayoría de ellos leves, aunque pueden llegar a limitar nuestro día a día. Nuestros ojos están hechos para ver de lejos; con el tiempo, se han ido adaptando a la visión intermedia y corta mediante la puesta en marcha de unos músculos que, como cualquier otro, se pueden cansar.
Ahora, toda nuestra actividad es de cerca y prácticamente no dejan de trabajar agravando la vista cansada e, incluso, la miopía. Hay que añadir que nos acercamos mucho a las pantallas, parpadeamos poco y descansamos menos. Esto puede provocar cefalea, lagrimeo, ojos rojos e incluso visión borrosa, síntomas principales del ojo seco.
Recomendaciones para cuidar la vista al usar pantallas
Por todo esto es importante seguir algunas recomendaciones para cuidar nuestra vista cuando estamos ante la pantalla del móvil, el ordenador o la tablet. La primera de ellas es limitar el tiempo de exposición a las pantallas al mínimo, sin acercarse demasiado y con una iluminación adecuada. Si esto no es posible, se debe compensar realizando descansos periódicos a lo largo del día o levantando la vista cada cierto tiempo para mirar a lo lejos durante un rato.
En el caso de los niños es necesario tener un control mayor y limitar mucho el acceso cuanto más pequeños sean, sobre todo en menores de 6 años.
Menos parpadeo y sequedad de los ojos
Otro efecto negativo para la vista del uso intensivo de móviles y ordenadores es que se parpadea menos, lo que genera una mayor sequedad en los ojos, sobre todo en espacios cerrados. La aplicación frecuente de lágrimas artificiales sin conservantes ayuda a prevenir la aparición de ojos rojos, picor o sensación de arenilla, evitando así el frotarlos, nada recomendable y menos en la situación actual.
La utilización de gafas, si se precisa, supone una ayuda fundamental frente al sobreesfuerzo visual que requieren los dispositivos digitales.
Otra forma de relajar la vista, ahora que ya se puede, es pasear al aire libre, siempre de manera prudente y responsable. Esto es especialmente importante en niños ya que parece haber relación entre actividades en ambientes cerrados y la aparición o aumento de la miopía.
La mayor parte de los síntomas descritos suelen ser transitorios y desaparecen o mejoran notoriamente con el descanso. De todas maneras, muchos de estos casos necesitan una correcta evaluación, diagnóstico y tratamiento adecuado por parte de un médico especialista en oftalmología.
Dra. Ane Landa
Especialista en Oftalmología de IMQ