[entradilla]Te contamos unos sencillos consejos para cuidar la vista en verano y evitar irritaciones, infecciones o sequedad ocular en los días de playa y piscina.[/entradilla]
Las consultas por problemas oculares se incrementan en verano, una época en la que son más habituales situaciones que van a derivar en irritaciones, infecciones o sequedad ocular. Por eso, no está de más seguir algunos consejos para cuidar la vista en verano.
Ante el calor y el sol estamos bastante concienciados de la necesidad de adquirir ciertas costumbres como beber agua de forma constante o aplicarnos protectores solares. Sin embargo, nuestros ojos son muchas veces los grandes olvidados en un periodo complicado para ellos.
Cuidar la vista en verano
Alta temperatura y exposición al sol
Una de las principales razones de que este órgano sufra más en verano es que durante este periodo aumenta significativamente la temperatura y exposición al sol y, aunque somos conscientes de que debemos cuidar la piel, se nos olvida la importancia de proteger los ojos.
Contacto con el agua en piscina, ríos y playas
Otro factor a tener en cuenta a la hora de cuidar la vista en verano es el mayor contacto con el agua, que es especialmente dañina en el caso de las piscinas por sus altas dosis de cloro y desinfectantes. El agua del mar, aunque en principio más “sana”, también puede irritar nuestros ojos por su salinidad.
Aire libre y aire acondicionado
Pasar mayor tiempo al aire libre también es otra de las situaciones que compromete la salud de nuestros ojos. Los espacios abiertos o ambientes más secos que los habituales inciden en la sequedad ocular igual que los espacios cerrados expuestos a aparatos de aire acondicionado así como en el número de infecciones y problemas oculares durante esta época.
5 sencillos consejos conseguirás prevenir gran parte de las patologías frecuentes de los ojos
Gafas de sol siempre
Si nos encontramos en el exterior, el uso de gafas de sol debe ser constante, especialmente en las horas centrales de día ya que nos van a proteger de los rayos solares cuando estos llegan a índices extremos.
Además, van a evitar también que se nos introduzcan impurezas e incluso insectos que pueda haber al aire libre. Eso sí, debemos procurar que la gafas tengan un diseño anatómico que cubra bien toda la zona ocular y por supuesto protección UV.
Gafas acuáticas también
Si queremos cuidar la vista en verano, también debemos hacerlo a la hora del baño. El agua clorada de las piscinas puede provocar irritaciones oculares pero también la sal del mar ocasiona enrojecimiento, infecciones y erosiones en los ojos.
La utilización de gafas acuáticas ayuda a evitar estos problemas en la mayoría de los casos. Es importante que las gafas estén bien talladas para que cubran nuestros ojos y eviten que se introduzca el agua. Si además tienen protección UV, mejor.
Para cuidar la vista en verano, hidratación a tope
El aire de los espacios abiertos o el del aire acondicionado contribuye a crear un ambiente más seco que influye en la hidratación de nuestros ojos. Por ello, conviene tener siempre a mano suero fisiológico o humectante ocular a modo de lágrima artificial que ayude a lubricar nuestros ojos y evitar problemas mayores. Los formatos unidosis actuales, son sumamente cómodos de portar y utilizar.
Este mismo suero fisiológico será útil en caso de que se nos introduzca alguna sustancia “veraniega” como polvo, arena, crema solar o una molesta pestaña.
Horas de mayor exposición solar a la sombra
Las horas centrales del día, de 12 a 16 horas, son las de mayor exposición solar. Durante esas horas es imprescindible protegerse con gafas de sol, vigilar la humedad ocular y a, poder ser, procurar estar a la sombra, en especial, en el caso de los niños y las personas mayores que deben reforzar esta protección con gorras o viseras. Desde luego, evitar siempre la mirada directa al sol incluso con gafas.
Dispositivos a la vista
Por último, la dependencia de móviles, tablets y demás dispositivos es ya un hecho. Pero ahora, más que nunca, debemos limitar el tiempo que pasamos usando estos aparatos electrónicos ya que al enrojecimiento e irritación consecuencia de su uso excesivo, puede sumarse el resto de molestias oculares habituales de la época estival.
Además, qué mejor momento que el verano para dejar de lado por un tiempo los dispositivos y disfrutar de la naturaleza, los amigos o la familia.