Especialista en Alergología de IMQ
Durante estos dos años de convivencia con la COVID-19 los colectivos más vulnerables se han visto especialmente afectados. El coronavirus SARS-CoV-2, como cualquier otro virus con afectación respiratoria, aumenta los síntomas de cualquier persona alérgica con síntomas respiratorios o de cualquier persona con patología respiratoria, sea o no alérgica.
Los diferentes tipos de alergias son en realidad una de las plagas del siglo XXI, ya que las padecen entre el 30 y 40% de las personas. Ello no implica que tengan mayor riesgo de contraer COVID, si no que al contagiarse tienen más posibilidades de sufrir una sintomatología más severa, ya que puede provocar una reagudización de su problema respiratorio.
Entre los alérgenos clásicos que causan las enfermedades alérgicas respiratorias los principales son los ácaros, pólenes, y epitelios de animales. En Euskadi, debido a nuestro clima, prevalece sobre todo la causada por los ácaros de polvo. Las temperaturas templadas y la elevada humedad favorecen la aparición de estos en los colchones de nuestras casas, en los que podemos encontrar hasta un millón de ácaros. En cuanto al polen, somos una comunidad afortunada, ya que las abundantes lluvias y escasos días soleados provoca que haya menor cantidad de granos de polen en la atmósfera.
Diferencias entre alergia y coronavirus
Las personas con rinitis por alergia al polen de gramíneas iniciarán esta primavera síntomas nasales y oculares con estornudos, prurito en nariz, ojos, paladar y oidos, secreción nasal acuosa y enrojecimiento ocular. Gran parte de estos síntomas son comunes a la infección por COVID, pero el picor de nariz, ojos o paladar son típicos de la rinitis alérgica y no se presentan en el COVID, en tanto que la fiebre se presenta en el COVID, pero no en la rinitis alérgica. Además, los síntomas de las personas alérgicas al polen mejoran los días de lluvia o en el interior de las viviendas y empeoran los días soleados o en las estancias en el campo, hecho que no sucede con el COVID.
Alergias y COVID: síntomas comunes
Puede que los síntomas que comparten la COVID-19 y las enfermedades alérgicas respiratorias como el asma o la rinitis generen confusión y nos lleven a no saber qué es lo que está afectando a nuestro organismo, por ello es importante aclarar las diferencias entre ambos. El uno y el otro suelen venir acompañados de tos seca y falta de aire. Sin embargo, la COVID-19 también produce fiebre y dolor de garganta. Por otro lado, el asma alérgica se suele acompañar de rinitis y conjuntivitis, y en el caso de los síntomas bronquiales como la tos seca o de la dificultad de respirar pueden paliarse con el uso de un broncodilatador.
Por la posible dureza de los síntomas que pueda provocar la COVID-19 en una persona asmática hay que tener en cuenta unas medidas específicas, aparte de las generales:
- Ventilar la vivienda antes de las 12 del mediodía o a partir de las 17.00 para evitar las horas en las que se concentra una mayor cantidad de polen en el ambiente.
- En caso de recibir una vacuna inyectada para combatir la alergia, contactar con los respectivos centros de salud para ver cómo retomar la administración de las vacunas.
- Las personas que reciben una vacuna sublingual deben continuar administrándosela como hasta el momento, salvo que las y los profesionales sanitarios indiquen lo contrario.
Hay unas medidas adicionales recomendadas por la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma pediátrica para niños y niñas, ya que son más proclives a sufrirla:
- Evitar personas que padecen infecciones respiratorias agudas, fiebre o tos.
- Limpiar con frecuencia los utensilios compartidos
- Evitar compartir vasos, platos o utensilios que puedan tener saliva
- En caso de tener que acudir a urgencias o un centro sanitario llevar su propio inhalador, mascarilla o cámara espaciadora.